García Aller: «No podemos ser el único país de Europa donde los niños no vuelvan al cole»

En este encuentro digital exclusivo, Marta García Aller respondió a las preguntas y dudas más frecuentes sobre el retorno al colegio y el trabajo en este nuevo curso escolar 

Septiembre es el mes del retorno al colegio y a la oficina después de las vacaciones de verano. Una vuelta a la normalidad a la que este año excepcional se añaden unos cuantos interrogantes, pues para millones de niños, adolescentes y adultos, se trata también del retorno a la presencialidad de oficinas, colegios e institutos que en algunos casos no se habían visitado desde su cierre el pasado marzo. 

Para intentar responder a algunas de las cuestiones que el nuevo curso suscita, hemos contado este miércoles con la periodista, escritora y columnista de este medio Marta García Aller en una nueva edición de ‘Encuentros de El Confidencial’, eventos organizados de manera exclusiva para suscriptores. En este encuentro, la autora de ‘Lo imprevisible’ recordó que la ausencia de certezas va a ser una constante durante los próximos meses. Buscar respuestas claras puede conducir a la melancolía. 

«Hemos avanzado mucho más en el trabajo durante los últimos seis meses que en los últimos 10 años» 

 “Los protocolos de las empresas y de los colegios están muy lejos de la realidad”, explicó durante el encuentro, moderado por el jefe de Opinión de El Confidencial, Esteban Hernández. “Podemos discutir si tienen más o menos sentido, pero la vida real no cabe en el BOE, y hay cosas que nos cuesta regular porque son imprevisibles”. Como explicó la periodista, que quiso romper una lanza a favor de los legisladores, a los que ha escrutado con ojo crítico desde sus columnas de El Confidencial, es difícil establecer estándares en arenas movedizas. “Muchas voces piden saber a qué atenerse, pero es complicado saberlo”. 

De ahí que, en su opinión, no se pueda afrontar el futuro pensando volver a la misma realidad que antes de la pandemia. “Los cambios en el trabajo están llenos de falsas promesas y planes fallidos”, aseguró. “Hemos avanzado mucho más en los últimos seis meses que en los últimos 10 años, porque las herramientas estaban ahí, pero no teníamos necesidad de utilizarlas”. En su opinión, debates como el de la derogación de la reforma laboral “muestran una desconexión brutal con la realidad, porque no podemos volver a hace 10 años, el mundo es muy distinto”. 

El septiembre más extraño 

Uno de los entornos que más dudas han generado es el escolar. Para Aller, es importante retomar la presencialidad, puesto que se trata de “el gran igualador social”, tanto “desde el punto de vista afectivo como desde el pedagógico”: “No podemos ser el único país de Europa donde los niños no vuelvan al cole”. No está muy convencida de los modelos de semipresencialidad que se han planteado para 3º y 4º de Primaria y que, en su opinión, no terminan de ser “clases alternas”. Ni siquiera alternativas como la grabación en vídeo de clases suenan muy convincentes, porque los estudiantes de instituto “no son alumnos de un máster ‘online’ y es muy difícil captar su atención”. 

«Aunque en Alemania cada región decide sobre el retorno a las aulas, el debate no se ha centrado en la organización del Estado, sino en los niños» 

¿Ha estado España peor preparada en su retorno al colegio que otros países de su entorno? Aller, que acostumbra a repasar la prensa internacional cada mañana, recuerda que el debate sobre la vuelta al cole también ha preocupado a los medios franceses o italianos, pero en España hay una diferencia sustancial. “El miedo de los padres y las críticas a los gobiernos están siendo una constante, pero aquí el debate está mucho más ideologizado”, recuerda. En otros países como Alemania o Italia las medidas también han dependido de cada región, pero Aller no ha visto “que el debate en esos países sea sobre la organización del Estado, sino sobre los niños”. 

García Aller recordó que, a pesar de las divisiones, el retorno al colegio ha mostrado la utilidad del sistema autonómico, que permite reaccionar frente a climatologías o demografías distintas, aunque matizó que “la falta de inversión de las CCAA está siendo uno de los grandes problemas de este arranque de curso”. La periodista ha echado de menos medidas en el retorno a las aulas como el establecimiento de ratios de contagios para comenzar a tomar medidas como en Alemania, o la utilización de test ultrarrápidos que puedan dar pistas del contagio de un alumno. No obstante, García Aller considera que aprenderemos a convivir con ello: “Hoy he leído un estudio que decía que una de cada 30 clases va a tener positivos covid en Primaria, y conviviremos con ello como nos hemos acostumbrado a convivir con otras cosas”. 

«Los niños entienden los protocolos y se someten a ellos porque están acostumbrados a obedecer» 

Una de las principales fuentes educativas para García Aller es su sobrino Hugo, de siete años, que comenzó esta misma semana el colegio y que muestra que los pequeños se adaptan con mucha más facilidad de lo que pensamos. “En ocasiones, el miedo está más en los padres que en los niños”, aclara. “Mi sobrino me dijo que el retorno era más aburrido porque no podían hablar con el de al lado porque no se oían y les pillaban o que tenían que jugar al pilla pilla con el codo. Los niños entienden los protocolos y se someten a ellos porque están acostumbrados a obedecer”. 

Retorno al trabajo… ¿para quién? 

Después de que muchos padres depositen a sus hijos en los centros escolares, estos pondrán rumbo a sus centros de trabajo. Pero no todos, claro. “¿Qué trabajo?”, se pregunta la periodista. “800.000 empleos de los que hoy están en ERTE podrían desaparecer, ya hay 40.000 establecimientos hosteleros que han cerrado y no sabemos hasta dónde puede llegar la brecha del sector”, recuerda. La crisis de la pandemia ha acelerado muchos otros cambios como la robotización, que provocará que muchos españoles se encuentren con que su vida laboral ha cambiado para siempre. 

El modelo que probablemente se impondrá será el híbrido, en el que se combinen las facilidades del teletrabajo con las virtudes de la presencialidad 

 “Mucha gente no va a tener un trabajo al que volver si su puesto se ha automatizado”, recordó. “Todos nos vamos a tener que reinventar, no solo los jóvenes”. Los últimos meses han sido vertiginosos para la distribución y el sector del comercio ‘online’, que se disparó en los meses del confinamiento. Este ha beneficiado no solo a las ‘big tech’ o a las plataformas de distribución de contenidos, sino también a pymes que han sabido adaptarse rápidamente a la nueva situación, como pequeñas firmas de agricultura ecológica que han distribuido sus productos durante la pandemia. 

Algo en lo que resulta clave ser una economía con un gran peso del sector servicios como la nuestra. Aller recordó la desigualdad creciente para las profesiones que no tienen la capacidad de trabajar ‘online’. Mientras antes de marzo tan solo un 4% de los españoles teletrabajaba habitualmente o, al menos, tenía capacidad de hacerlo, este porcentaje ha ascendido a un 30% durante estos meses. “Es una novedad en España, pero en muchos países de Europa ya estaban acostumbrados a ello”, recordó. La semana de cuatro días o un mayor peso de los objetivos en el trabajo para evitar el presencialismo están encima de la mesa más que nunca. 

«En las empresas, han perdido valor la jerarquía y el estatus: el despacho mejor ubicado, la mesa más grande, el mejor restaurante de la ciudad» 

Para García Aller, el modelo que probablemente se impondrá en el futuro será el híbrido, en el que se combinen las facilidades del teletrabajo con las virtudes de la presencialidad. Entre otras razones, porque si bien los desplazamientos pueden parecer un hándicap, trabajar en equipo es clave en la innovación. “La presencialidad puede no ser imprescindible en la productividad, pero sí para innovar”, explicó la periodista, que puso el ejemplo de las ciudades de más de un millón de habitantes, que permiten el desarrollo de ideas fructíferas porque en ellas se juntan personas con edades, género, experiencias vitales y ‘backgrounds’ muy distintos. 

Cuando volvamos a la oficina, todo habrá cambiado. “En las empresas, han perdido valor la jerarquía y el estatus”, recordó García Aller. “El estatus era algo muy físico: el despacho mejor ubicado, la mesa más grande, tener sitio en el restaurante más prestigioso. Son parámetros del siglo XX con los que el covid tal vez haya acabado”. Y es aquí donde precisamente los adultos pueden aprender mucho de los niños y adolescentes que aparcan cada mañana a la puerta del colegio: “Uno de los mejores ejemplos que las organizaciones deberían aprender es cómo los videojuegos han cambiado esa forma de estar juntos sin estarlo físicamente, desde un punto de vista lúdico, y eso los chavales en los colegios lo hacen mejor que nadie”. 

Fuente: https://www.elconfidencial.com/

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