Detrás de cada bostezo después de la comida de Acción de Gracias, hay una mezcla de factores, desde la abundancia de carbohidratos y la ingesta general de alimentos hasta la simple relajación que sigue a una celebración.
Por Any Altamirano
Hoylunes –Después de una opulenta comida de Acción de Gracias, cuando los bostezos se vuelven contagiosos y la somnolencia se apodera de todos, es tentador culpar al pavo por esa sensación de cansancio. Sin embargo, la verdad detrás de este festín somnoliento va más allá de la carne de ave en el plato.
La serotonina, conocida como la hormona del bienestar, juega un papel crucial en nuestro estado de ánimo y relajación corporal. Aunque el pavo contiene triptófano, un precursor de la serotonina, no consumimos suficiente cantidad durante las festividades para justificar el letargo postprandial.
¿Cuánto pavo necesitaríamos realmente para desencadenar un coma alimenticio? Sorprendentemente, alrededor de 8 libras de carne de pavo, aproximadamente la mitad de un ave típica destinada a alimentar a una multitud. Así que, antes de señalar con el dedo al pavo como el culpable, consideremos la magnitud de la hazaña gastronómica necesaria para obtener esa dosis de triptófano.
Detrás de cada bostezo después de la comida de Acción de Gracias, hay una mezcla de factores, desde la abundancia de carbohidratos y la ingesta general de alimentos hasta la simple relajación que sigue a una celebración. Entonces, la próxima vez que caigamos en la modorra postfestiva, recordemos que culpar al pavo puede ser una exageración, y quizás sea simplemente el resultado de haber disfrutado de una celebración festiva al máximo.
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