Un documento técnico renovado, construido con aprendizajes recientes y coordinación territorial, actualiza la respuesta del país ante los virus estacionales en un escenario donde anticiparse vale más que improvisar.
HoyLunes – Cada invierno trae sus propios matices, pero en España hay uno que se repite con la precisión de un reloj biológico: el regreso silencioso de los virus respiratorios. No se anuncian, no golpean a la vez y tampoco se comportan igual en todas las regiones. Esa incertidumbre —que combina biología, clima y movilidad social— es lo que ha obligado a las instituciones sanitarias a aprender, ajustar y rediseñar su forma de anticiparse. Este año, el país da un paso más al consolidar una estrategia que no nace del miedo, sino del conocimiento acumulado y de la responsabilidad compartida.
La Comisión de Salud Pública ha aprobado un nuevo marco de recomendaciones diseñado para mejorar la gestión de las infecciones respiratorias agudas durante la temporada 2025-2026. El documento parte de las lecciones aprendidas tras la pandemia y actualiza la vigilancia y la respuesta frente a virus como la gripe, el SARS-CoV-2 y el VRS.
El texto organiza la actuación sanitaria en cuatro escenarios —desde periodos de calma hasta fases de alta circulación— y vincula cada nivel a medidas progresivas que buscan reducir la presión asistencial y proteger a la población más vulnerable. Para ello, integra información procedente de distintos sistemas de monitorización, como SiVIRA (Sistema de Vigilancia de las Infecciones Respiratorias Agudas) o MoMo (Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria), que permiten seguir la evolución del riesgo en tiempo real.
Medidas específicas por escenarios establecidas por la Comisión de Salud Pública
«En el escenario de situación interepidémica o basal, se mantienen las medidas preventivas generales, como la promoción de la vacunación, la vigilancia epidemiológica y la formación del personal. Se recomienda el uso de mascarilla quirúrgica por personas con síntomas respiratorios, especialmente si van a tener contacto con personas vulnerables, así como su uso continuado por parte de trabajadores sintomáticos en centros sociosanitarios».
«En el escenario de epidemia de nivel bajo o medio, se refuerzan las actividades de coordinación interinstitucional y la comunicación activa con la ciudadanía. Se intensifica la recomendación del uso de mascarilla quirúrgica por parte de personas con síntomas y en entornos vulnerables. En hospitales, se recomienda su uso en áreas sensibles (como unidades oncológicas o de trasplantes) tanto por profesionales como por pacientes y acompañantes. En centros residenciales, se mantiene el uso continuado por trabajadores con síntomas, y se pueden adoptar medidas adicionales si se detecta transmisión».
«En el escenario de epidemia de nivel alto, se adaptarán los planes de continuidad asistencial para garantizar la capacidad de respuesta. Se recomienda el uso generalizado de mascarilla en espacios comunes de centros sanitarios, como salas de espera o urgencias. En centros residenciales se revisa la política de visitas, y se aconseja a personas vulnerables utilizar mascarilla en espacios cerrados sin ventilación adecuada».
«En el escenario de epidemia de nivel muy alto, se activa la coordinación extraordinaria entre territorios, mediante reuniones del Pleno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Las autoridades sanitarias podrán establecer medidas excepcionales para el control de la transmisión en determinados contextos o colectivos especialmente expuestos».

La estrategia también refuerza la coordinación entre comunidades autónomas y pone especial atención en hospitales y residencias, donde el impacto suele ser mayor. En todos los escenarios se mantienen recomendaciones esenciales: vacunación, ventilación de espacios, higiene respiratoria y uso de mascarilla por parte de personas sintomáticas, especialmente en entornos vulnerables.
El enfoque de este documento es una continuación natural de la vigilancia reforzada instaurada tras la pandemia. Antes, las estrategias se centraban más en la gripe estacional; ahora, el Ministerio incorpora una visión amplia que integra múltiples patógenos y un sistema unificado de indicadores. Es, en esencia, una evolución metodológica que transforma la reacción en prevención.
El modelo español se alinea con las directrices del ECDC, que promueven sistemas de vigilancia basados en datos combinados y escalas de riesgo adaptables. Países como Alemania y Países Bajos han implementado marcos muy similares. La novedad española radica en la integración semanal de datos y en la insistencia en medidas homogéneas que cada territorio puede activar con claridad.

El documento refleja un consenso técnico más que un debate político. La cooperación entre el Ministerio y las comunidades sugiere que, en este ámbito, el interés común —mantener la capacidad asistencial y reducir hospitalizaciones— ha logrado mantenerse por encima de las diferencias partidistas.
El sistema escalonado abre la puerta a una gestión más precisa que puede disminuir tensiones en la atención primaria y mejorar la comunicación pública. También permite ajustar los planes de contingencia con menos improvisación, algo especialmente valioso en residencias y unidades hospitalarias sensibles.
El país avanza hacia un modelo de vigilancia respiratoria estable, independiente del contexto excepcional de pandemia. Se consolida una estructura que podrá ampliarse ante nuevos virus y que coloca a España en una posición de mayor resiliencia.
El documento invita a mirar más allá del titular y explorar las preguntas que marcan el rumbo de los próximos años:
¿Se adoptarán sistemas predictivos basados en inteligencia artificial?
¿Serán necesarias campañas diferenciadas para grupos de riesgo en cada territorio?
¿Hasta qué punto influirá el cambio climático en los patrones estacionales?
La saturación de hospitales, la pérdida de capacidad diagnóstica y el retraso en la detección de brotes graves son los principales riesgos mitigados. El enfoque preventivo reduce la dependencia de medidas extremas.
La monitorización integrada puede convertir a España en referente en vigilancia respiratoria en el sur de Europa, aprovechando su diversidad climática para generar conocimiento útil también para otros países.

El énfasis europeo en la comunicación clara y la transparencia de datos se refleja en el documento español. La experiencia de países que aplicaron medidas escalonadas con éxito durante olas recientes refuerza la idea de que la anticipación es más sostenible que la reacción tardía.
El nuevo marco aprobado no pretende sustituir la prudencia ciudadana ni la responsabilidad individual, pero sí coordinar mejor aquello que solo puede gestionarse desde lo público. Se nota que el país ha aprendido del pasado reciente: hoy apuesta por una vigilancia estable, por decisiones basadas en datos y por una comunicación que busca acompañar, no alarmar. Es una estrategia que invita a mirar el invierno con serenidad, sabiendo que la preparación —cuando es continua— siempre será la forma más inteligente de proteger la salud colectiva.
#hoylunes, #la_comisión_de_salud_pública, #las_infecciones_respiratorias_agudas,





