Aunque el futuro puede parecer incierto en este momento, Clara encuentra consuelo en la certeza de que algún día caminarán juntos por esos senderos que solo existen en sus sueños más profundos.
Por Ehab Soltan de El diario de Clara y Alejandro
Hoylunes – En el crepúsculo de una tarde dorada, Clara se recuesta en el suave césped del parque, su mente inmersa en los susurros del viento y en la melodía de los pájaros que danzan en el cielo. Sus ojos, llenos de un brillo esperanzador, se pierden en el horizonte distante, donde el sol se desvanece lentamente, pintando el cielo con tonos de naranja y rosa.
Con un suspiro lleno de nostalgia y amor, saca una carta cuidadosamente doblada de su bolso, las palabras impresas en ella tan familiares como el latido de su propio corazón. La lee una vez más, dejando que cada frase penetre en lo más profundo de su ser, reconociendo la belleza de los sentimientos que fluyen entre cada línea.
«Cariño», la carta comienza, y en ese simple saludo se encuentra todo el amor y la ternura que Clara siente por Alejandro. A pesar de la distancia que los separa en este momento, sus corazones están unidos por un lazo indestructible, un vínculo que trasciende el tiempo y el espacio.
A través de las palabras de la carta, Clara recuerda los sueños compartidos que han tejido juntos. Los lugares lejanos que anhelan explorar, las aventuras que desean vivir y las promesas que se hacen el uno al otro. Aunque el futuro puede parecer incierto en este momento, Clara encuentra consuelo en la certeza de que algún día caminarán juntos por esos senderos que solo existen en sus sueños más profundos.
«No nos aferremos a un lugar, solo a nuestro amor», las palabras de Alejandro resuenan en su mente como una suave melodía. Es cierto, piensa Clara, su amor es su refugio en medio de la tormenta, su luz en la oscuridad. Mientras mantengan viva la llama de su amor, no hay distancia que pueda separarlos verdaderamente.
Con un suspiro de determinación, Clara dobla cuidadosamente la carta y la guarda en su bolso, junto a su corazón. Sabe que cada palabra escrita por Alejandro es un recordatorio de que, aunque puedan estar separados físicamente en este momento, su amor es eterno y sus destinos están entrelazados de una manera que trasciende la comprensión humana.
Con una sonrisa radiante en su rostro, Clara se pone de pie y mira hacia el horizonte una vez más, sintiendo la certeza de que, algún día, estarán juntos nuevamente, explorando el mundo y viviendo los sueños que han compartido. Mientras tanto, seguirán descubriendo las maravillas que Dios ha preparado para ellos, confiando en que su amor los guiará siempre en el camino hacia su destino compartido.
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