Así que aquí estoy, en esta conversación conmigo mismo. Intentando entender, intentando sanar, intentando aceptar. Y quizás, al final, eso es todo lo que puedo hacer.
Por Ehab Soltan
Hoylunes – Yo: ¿Por qué me persiguen estos recuerdos? Esas sombras que no se desvanecen… esos errores que cometí y que, a pesar de los años, aún me pesan en el corazón.
Yo: Cada vez que intento seguir adelante, me encuentro atrapado en ese laberinto de mi propia creación. Un laberinto hecho de decisiones equivocadas, de palabras no dichas o mal dichas, de acciones que no me representan. Y aquí estoy, intentando encontrar una salida, mientras cada esquina me recuerda quién fui, lo que hice… y lo que dejé de hacer.
Yo: ¿Por qué vuelvo a ellos? A esos momentos que preferiría olvidar… A esas personas que dejé atrás, algunas con heridas que nunca quise causar, otras con un amor que nunca supe cómo cuidar. ¿Qué me dice todo esto sobre mí? ¿Es que nunca aprendo, o es que no quiero aprender?
Yo: Y cuando pienso en ella… en todas ellas… cada una dejó una marca diferente. Unas dejaron dolor, un dolor que se instaló en mi pecho y que, a veces, resurge sin previo aviso. Otras dejaron un amor que, con el tiempo, también se transformó en dolor… porque la ausencia duele más cuando sabes que hubo algo hermoso que ahora es solo un recuerdo.
Yo: ¿Qué es esta vida, entonces? ¿Un ciclo interminable de arrepentimiento y olvido? ¿De cometer los mismos errores una y otra vez, sin encontrar nunca la redención que tanto busco? Porque cada vez que me arrepiento, lloro… pero no por mucho tiempo. Al final, vuelvo a caer en la misma trampa, en los mismos patrones. Y entonces, ¿de qué sirve todo esto? ¿Dónde está la lección que debería aprender?
Yo: ¿Soy solo yo? ¿O todos estamos atrapados en este ciclo, luchando por entender nuestras propias vidas, nuestras propias decisiones? ¿Es esto la vida, entonces? Un laberinto sin salida, donde intentamos encontrar sentido, pero al final solo encontramos más preguntas, más confusión.
Yo: Pasa el tiempo, y los años se acumulan, pero sigo aquí, perdido en este laberinto, preguntándome si alguna vez entenderé. Y cada vez que trato de encontrar una respuesta, solo me encuentro con más preguntas. ¿Es esta la vida? ¿Un enigma que nunca resolveré?
Yo: Quizás, al final, lo único que puedo hacer es aceptarlo. Aceptar que los errores son parte de mí, de mi historia. Que el dolor y el amor conviven en mí, como dos caras de la misma moneda. Y que tal vez, solo tal vez, este laberinto no tenga salida… pero sí tiene un propósito: ayudarme a descubrir quién soy realmente.
Yo: Así que aquí estoy, en esta conversación conmigo mismo. Intentando entender, intentando sanar, intentando aceptar. Y quizás, al final, eso es todo lo que puedo hacer. Porque, aunque no entienda esta vida, al menos puedo seguir caminando por ella, con todas mis heridas, mis errores y mis cicatrices… y con la esperanza de que algún día, todo esto tenga un sentido.
