La llamada del ministro de Industria y Turismo para reconstruir la base productiva del futuro

En Zaragoza, el ministro de Industria y Turismo reivindica la reindustrialización como un compromiso estratégico y no como un eslogan, y alerta de que la defensa del modelo europeo —su bienestar, su estabilidad y su capacidad de competir— depende de reforzar la base productiva que lo sostiene. Industria, turismo, innovación y autonomía estratégica se unen en un mensaje que busca movilizar a directivos, administraciones y sociedad.

 

HoyLunes – Hay discursos que se pronuncian mirando al presente y discursos que se pronuncian mirando al porvenir. En el XXIV Congreso de Directivos de la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos, Jordi Hereu eligió lo segundo. Lo hizo con una advertencia clara, planteada con la serenidad de quien entiende el ritmo del tiempo económico: “Si no se refuerza su base productiva, el modelo europeo será muy difícil de defender”.

La frase resonó en Zaragoza como un recordatorio de lo esencial. Europa —su bienestar, su competitividad, su estabilidad política— no es una herencia garantizada. Es una arquitectura que exige mantenimiento constante, especialmente en un mundo donde las cadenas de valor se reorganizan, las potencias industriales se reafirman y los riesgos geopolíticos dibujan mapas nuevos cada año.

La reindustrialización vuelve al centro del debate europeo: una base productiva fuerte para un futuro sostenible.

Industria y turismo: dos pilares que ya sostienen el presente

Hereu quiso poner números donde a menudo solo se colocan percepciones. Industria y turismo suman más del 25% del PIB español. No como figuras simbólicas, sino como motores tangibles de crecimiento, empleo y modernización.

La industria —un 15% del PIB, más de 3 millones de empleos y un incremento anual del 5,4%— ha demostrado que no es un sector del pasado, sino un eje del futuro. Y el turismo, con 94 millones de visitantes en 2024 y más de 126.000 millones de euros de gasto, confirma que España juega en la primera división mundial, avanzando hacia un modelo más sostenible, desestacionalizado y diversificado.

En ambos casos, Hereu subrayó un mensaje que resume la política industrial de estos años: “Sólo con más industria tendremos más calidad social”. No se trata de crecer por crecer, sino de crear la base material que sostiene derechos, servicios y cohesión.

Autonomía estratégica: la urgencia de actualizar lo que sostiene al país

El ministro recordó que el Gobierno ha movilizado más de 3.000 millones de euros en PERTE destinados a sectores estratégicos como la automoción, la agroalimentación y la industria farmacéutica. A esto se suma la nueva Ley de Industria y Autonomía Estratégica, que moderniza por primera vez desde 1992 el marco regulatorio industrial español.

Esta actualización normativa no es un gesto administrativo, sino una respuesta directa a las tensiones actuales: garantizar capacidades industriales críticas, impulsar la digitalización, promover la descarbonización y, sobre todo, reforzar la colaboración público-privada.

Turismo 2030: un país que se reinventa mientras todo se transforma

Si la industria da solidez, el turismo aporta dinamismo. Hereu destacó la Estrategia España Turismo 2030: 50 medidas, 148 acciones y una inversión pública orientada a la triple sostenibilidad económica, social y medioambiental.

Hay un mensaje implícito en este enfoque: España no puede limitarse a recibir turistas; debe aspirar a liderar la forma en que el turismo del futuro se concibe, se gestiona y se adapta al territorio.

Europa ante su gran desafío: reforzar capacidades propias para competir en un mundo cambiante.

Un discurso que pide participación, no aplausos

El encuentro con los directivos españoles fue también un balance de dos años de trabajo. Diálogo con empresas, acuerdos, reformas, inversiones. Pero, sobre todo, una llamada a convertir la reindustrialización en un proyecto de país y de continente.

En un momento en el que Europa se pregunta qué papel quiere jugar en el mundo, Hereu señala lo evidente y lo imprescindible: la defensa del Estado del Bienestar pasa por fortalecer lo que lo hace posible. Sin industria, sin innovación, sin capacidades propias, Europa corre el riesgo de depender más de lo que decide.

Europa nació como un proyecto de paz, creció como un proyecto de derechos y se consolidó como un proyecto de bienestar. Ahora, en este cambio de era, afronta el reto de convertirse también en un proyecto de fortaleza productiva.

El mensaje de Jordi Hereu no busca polémica ni titulares: quiere construir responsabilidad compartida. Nos recuerda que la competitividad no se improvisa, que el bienestar no se eterniza por sí mismo y que la prosperidad requiere un compromiso que supere ciclos políticos.

Reindustrializar no es regresar al pasado: es preparar el único futuro en el que Europa sigue siendo Europa.

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