Carta a la escritora que quiero ser en 2026

Una carta que viaja en el tiempo: un diálogo íntimo entre la escritora que somos y la que soñamos ser.

 

Por Lidia Roselló

HoyLunes – Querida yo del futuro:

Espero que estés leyendo esto con una taza de té verde en la mano (aunque si es diciembre, probablemente será un chocolate caliente, porque las escritoras también necesitamos dulzura líquida para sobrevivir al invierno). Quizá Diva esté enroscada a tu lado, recordándote que pasear también es una forma de escribir: cada ladrido, cada carreterita detrás de una paloma es, en realidad, un recordatorio de que la vida pasa, y que no hay novela sin esos pequeños instantes que parecen insignificantes, pero que luego se convierten en materia prima para una historia.

Cada idea empieza como un gesto mínimo que decide no rendirse.

Quiero empezar diciéndote que me siento orgullosa de ti. En 2025 publicaste tu primera novela, ‘Ladrona de Naranjas’, y eso ya es un sueño cumplido que nadie puede arrebatarte. Ojalá nunca olvides la emoción de ver tu historia convertida en un libro real, con olor a tinta y páginas que otras personas hicieron suyas. Recuerda las lágrimas furtivas durante la presentación, rodeada de gente que quería compartir ese momento contigo. Esa mezcla de nervios, gratitud y euforia es la prueba de que valió la pena cada madrugada, cada duda, cada palabra tachada.

Espero que en 2026 sigas siendo la misma escritora curiosa que encuentra frases en el aire, títulos en conversaciones absurdas y metáforas en cualquier esquina. Que sigas anotando ideas en servilletas, en el bloc del móvil o en ese cuaderno que juras no abandonar nunca (aunque siempre termines empezando uno nuevo). Y, sobre todo, que sigas riéndote de tus bloqueos, de tus excusas y de esa página en blanco que parece juzgarte con el contador de palabras.

A veces, escribir es simplemente abrigar el alma desde adentro.

Deseo que mantengas la pasión y la constancia. Que sigas celebrando cada página escrita como si fuera un brindis secreto con tus personajes. Que disfrutes los días de inspiración desbordante, pero que también sepas abrazar los días grises, en los que escribir una línea ya es un acto de valentía. Porque escribir no siempre es fácil, pero siempre es necesario.

Quiero que no olvides algo importante: no eres la misma escritora de hace un año, y eso está bien. Estás creciendo, cambiando, atreviéndote a contar otras historias. Ojalá en 2026 mires atrás y veas no solo una novela publicada, sino todo el camino recorrido con ilusión, tropiezos y mucha magia. Ojalá tengas en tus manos la segunda novela, esa en la que estás trabajando cada día y que sus personajes ya laten dentro de ti.

Las historias también caminan a nuestro lado mientras buscan su voz.

Y si alguna vez dudas, porque dudarás, ya lo sabes, mira a Diva, que te sigue con paciencia infinita incluso cuando hablas sola ensayando diálogos. Mira tu taza de té verde y recuerda que escribir es también una forma de cuidar de ti, de poner orden en el caos de tu mente y de darle sentido a lo que parece inabarcable.

Si en 2026 eres capaz de reír, llorar, aprender y soñar con cada historia, entonces habrás cumplido la promesa más importante: seguir siendo escritora.

Con cariño,​Tu yo de 2025.

Y ahora te invito a ti, lectora de La Habitación Naranja, a escribir tu propia carta a la escritora que quieres ser en 2026. Guárdala en tu cuaderno, en el cajón de la mesita, en tu bloc de notas o compártela conmigo. Léela dentro de un año y descubre cómo la esperanza, la ternura y los sueños también se escriben a futuro.

Lidia Roselló. Escritora. Fotógrafa.

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