Cómo afectan el clima y las bajas temperaturas a los senos paranasales, qué hábitos pueden prevenir molestias y en qué momento conviene pedir ayuda médica
Por Any Altamirano
HoyLunes – El invierno trae consigo paisajes bellos, bufandas gruesas y bebidas calientes… pero también ciertos malestares silenciosos que muchos conocen bien. Uno de los más comunes es la sinusitis, ese dolor pesado que se instala detrás de la nariz, en los pómulos o en la frente, y que puede arruinar incluso un día tranquilo. Aunque aparece durante todo el año, el frío y los cambios bruscos de clima la vuelven mucho más frecuente.
Por qué el frío complica la sinusitis
Los senos paranasales —pequeñas cavidades dentro del rostro— necesitan un flujo de aire cálido y húmedo para funcionar bien. Pero cuando la temperatura desciende, el aire se vuelve seco y las mucosas se irritan. El resultado: inflamación, congestión y una sensación de presión que puede extenderse a la cabeza, los dientes o la zona de los ojos.
Además, en invierno solemos permanecer más tiempo en interiores mal ventilados, lo que favorece infecciones respiratorias que pueden desencadenar o empeorar la sinusitis. Y si a eso se le suma un cambio brusco de temperatura al salir de casa o al entrar en un lugar muy calefactado, el contraste puede intensificar los síntomas.

Causas más habituales
Aunque cada persona es un mundo, existen factores que aumentan la posibilidad de sufrir sinusitis:
Resfriados y gripes frecuentes, típicos del invierno.
Alergias, que inflaman la mucosa nasal.
Aire muy seco, tanto en exteriores fríos como en interiores con calefacción.
Tabaquismo o exposición al humo, que irrita la zona nasal.
Variaciones bruscas de temperatura, que alteran la circulación del aire en los senos paranasales.
Anatomía nasal compleja, como desviaciones del tabique o pólipos.
En muchos casos, varios de estos factores se combinan, lo que explica por qué algunas personas se sienten especialmente vulnerables durante el invierno.

Cómo prevenir molestias en esta época del año
Aunque la sinusitis no siempre puede evitarse, sí existen hábitos que reducen las probabilidades de sufrir episodios dolorosos:
Mantener la nariz hidratada, usando suero fisiológico o vapores tibios.
Protegerse del frío, cubriendo nariz y boca al salir a la calle.
Evitar ambientes extremadamente secos, usando humidificadores o ventilando bien los espacios.
Beber suficiente agua, incluso cuando no apetezca en invierno.
No abusar de la calefacción, que reseca el ambiente.
Descansar bien, para que las defensas funcionen de manera adecuada.
Evitar el humo, que agrava la irritación nasal.
Pequeños gestos diarios pueden evitar molestias grandes.

Cuándo es hora de consultar a un médico
No todos los episodios de sinusitis requieren atención médica, pero sí hay señales claras que indican que es momento de pedir ayuda profesional:
Molestias que persisten más de 10 días.
Fiebre alta o malestar intenso.
Dolor muy fuerte en la cara o alrededor de los ojos.
Mucosidad que cambia a un color más intenso o se vuelve muy espesa.
Episodios que se repiten varias veces al año.
Un profesional puede determinar si hay infección, alergia u otro factor de fondo, y recomendar el tratamiento adecuado.
El invierno no tiene por qué convertirse en sinónimo de dolor y congestión. Muchas veces, entender cómo responde el cuerpo al frío es el primer paso para evitar complicaciones. Cuidarse no significa vivir con miedo al clima, sino conocer sus efectos. Y si la prevención no basta, pedir ayuda médica a tiempo es una muestra de responsabilidad, no de debilidad.
El cuerpo habla, incluso en los días fríos. Escucharlo puede marcar la diferencia entre un invierno incómodo y uno vivido con bienestar y calma.


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