«Un Amor Perdido» Es la historia de Antonio, un hombre que, en medio de su tristeza, aprende que incluso en la pérdida, el amor sigue siendo una fuerza que da forma a nuestra vida y a nuestro ser.
Por Ehab Soltan… La segunda parte de la novela {LimoneroII}
Hoylunes – En la mágica ciudad de Valencia, donde la Playa de la Malvarrosa susurra historias de amores pasados, vivía Antonio, un hombre cuyo corazón latía al compás de un amor perdido. Cristina, la mujer que había sido el sol de su vida, ya no estaba a su lado, dejándolo en un crepúsculo perpetuo de melancolía y recuerdos.
Antonio pasaba sus días en un eterno atardecer, incapaz de ver el sol ponerse o de encontrar descanso en el abrazo del sueño. «Cuando el sol no se ha puesto sobre mí, mis ojos no han visto el sueño», murmuraba, caminando por las mismas calles donde una vez paseó con Cristina, cada paso un recordatorio de su ausencia.
Sentía su corazón aprisionado, como un pájaro con el ala rota, anhelando volar hacia los recuerdos felices que una vez compartieron, pero en cambio, quedando atrapado en el dolor de su pérdida. «Todo entre nosotros todavía me hace recordarte», confesaba, su mente inundada de imágenes de Cristina, su risa, la paz que encontraba en sus manos.
Los momentos compartidos, las palabras susurradas, los anhelos en sus ojos, todo seguía vivo en Antonio, un eco constante de un amor que aún latía en lo más profundo de su ser. «No sé vivir después de ella, no sé morir», se lamentaba, perdido en un mundo donde la presencia de Cristina era un fantasma que lo seguía en cada esquina.
A su alrededor, la vida continuaba, pero Antonio se sentía desconectado, como una estatua de cera en medio de un mundo en movimiento. La gente hablaba a su alrededor, pero él no podía oír ningún sonido, su mente y corazón ocupados completamente por Cristina.
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