Cuando el frío pica: La piel en invierno también habla

La picazón invernal es una señal frecuente —y a menudo malinterpretada— de que la piel está perdiendo su equilibrio frente al frío, la baja humedad y los cambios bruscos de temperatura. Entender sus causas es el primer paso para aliviarla y prevenir complicaciones.

 

Por Any Altamirano

HoyLunes – En invierno, el cuerpo se abriga, las casas se calientan y la piel, silenciosamente, entra en tensión. Para muchas personas, esa tensión se manifiesta como picazón persistente, tirantez o descamación. No es una rareza ni una debilidad de la piel: es una respuesta fisiológica a un entorno hostil.

La llamada picazón invernal, o prurito, engloba principalmente dos situaciones distintas que conviene no confundir, porque su manejo no es exactamente el mismo.

Dos causas principales, un mismo síntoma
Sequedad cutánea (xerosis): el enemigo invisible del invierno

La causa más común del prurito invernal es la xerosis, una sequedad intensa de la piel provocada por varios factores que actúan a la vez:

El frío contrae los capilares y reduce la producción de grasa sebácea, esencial para proteger la piel.

La baja humedad ambiental, agravada por la calefacción, acelera la evaporación del agua cutánea.

El contraste constante entre el frío exterior y el calor interior daña la barrera cutánea, dejándola más vulnerable.

El resultado es una piel seca, tirante, descamada y con picazón, que suele empeorar por la noche o tras la ducha.

Urticaria por frío: cuando el sistema inmune reacciona

Menos frecuente, pero más intensa, es la urticaria por frío (urticaria a frigore). En este caso, la exposición al frío —aire, agua, objetos— provoca una reacción inmunológica: las células liberan histamina y aparecen ronchas rojas, hinchazón y picazón intensa.

En invierno, la hidratación deja de ser estética y se vuelve esencial.

Estas lesiones suelen desaparecer al calentarse la piel, pero en casos graves pueden producirse síntomas generales como:

Mareos

Dificultad para respirar o tragar

Bajadas de tensión

Estas situaciones requieren valoración médica inmediata. Síntomas que no conviene ignorar.

Picazón intensa y persistente

Piel áspera, blanquecina o con escamas

Sensación de tirantez tras el baño

Ronchas rojas tras exponerse al frío (en la urticaria)

La piel no “se queja” sin motivo. Cuando lo hace, está pidiendo protección.

La sequedad es la causa más común de la picazón invernal.

Cómo aliviar y prevenir la picazón invernal

La mayoría de los casos mejoran con medidas sencillas y constantes:

Hidratación intensa

Usa cremas grasas o bálsamos con alto contenido lipídico.

Ingredientes útiles: pantenol, ceramidas, glicerina, prebióticos.

Aplícalas varias veces al día, especialmente tras la ducha.

Agua templada, nunca muy caliente

El agua caliente elimina los pocos lípidos protectores que quedan en invierno.

Protección física

Ropa por capas.

Tejidos suaves en contacto con la piel; evita la lana directa.

Ambiente humidificado

Los humidificadores ayudan a restaurar la humedad que la calefacción roba.

En urticaria por frío

Evita exposiciones bruscas al frío.

Los antihistamínicos pueden ser necesarios, siempre bajo indicación médica.

La urticaria por frío es una reacción inmunológica, no solo sequedad.

Cuándo consultar a un profesional sanitario

Si el picor es severo, persistente o no mejora con hidratación.

Si aparecen ronchas tras el frío.

Si hay síntomas generales como mareos, dificultad respiratoria o hinchazón.

Consultar no es exagerar: es prevenir.

La piel también necesita abrigo

La picazón invernal no es solo una molestia estacional; es una señal de desequilibrio entre la piel y su entorno. Escuchar esa señal, hidratar con constancia y protegerse del frío no es un gesto cosmético, sino una forma cotidiana de cuidado de la salud.

En invierno, la piel no pide milagros. Pide atención.

Any Altamirano. Periodista. Escritora. Editora.

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