El pulso invisible de la solidaridad valenciana

Con más de 170.000 unidades recogidas y 15.000 nuevos donantes en 2025, el Centro de Transfusión refuerza el compromiso social ante el desafío asistencial de las fiestas navideñas.

 

HoyLunes – En el tejido de una sociedad, existen gestos silenciosos que sostienen la vida de quienes ni siquiera conocemos. La donación de sangre es, quizás, la máxima expresión de este civismo desinteresado. En la Comunitat Valenciana, ese hilo de generosidad ha alcanzado este año cifras que no solo hablan de estadística, sino de supervivencia y esperanza. Mientras las ciudades se iluminan para la Navidad, los hospitales mantienen una demanda constante de recursos que no se pueden fabricar en un laboratorio: dependen, únicamente, de la voluntad humana.

«El Centro de Transfusión de la Comunitat Valenciana (CTCV) ha obtenido desde enero hasta mediados de diciembre de 2025 un total de 170.235 unidades de sangre, de las cuales 61.679 corresponden a la provincia de Alicante, 17.539 a Castellón y 91.017 a Valencia».

El motor de la vida: cada unidad de sangre es un puente directo entre la salud de un voluntario y la esperanza de un paciente.

Durante su visita al centro, el conseller de Sanidad, Marciano Gómez, ha subrayado que este año «se han incorporado a la red de donantes 14.959 personas más», un dato que refleja el crecimiento del compromiso ciudadano. No obstante, Gómez ha hecho un llamamiento especial para estas fechas: «Animo a seguir mostrando durante estas fiestas la misma solidaridad y generosidad que durante el resto del año, porque sigue habiendo pacientes ingresados que necesitan esa donación de sangre, muchos de ellos para sobrevivir». La campaña navideña cuenta este año con la colaboración del ilustrador Enrique Lapicito, cuya viñeta simboliza la conexión directa entre el donante y el paciente bajo el lema «Feliz Navidad».

Garantía asistencial: tras la donación, un complejo proceso técnico asegura que cada unidad llegue en condiciones óptimas a los hospitales.

La logística de la empatía

El análisis de estos datos revela una estructura sanitaria madura y una sociedad consciente, pero también expone retos logísticos críticos:

La desestacionalización de la donación: El principal reto de centros como el CTCV es evitar los picos y valles de reservas. Las necesidades hospitalarias son lineales, pero la disponibilidad del donante suele ser estacional. La decisión de lanzar una campaña específica en Navidad responde a la necesidad de compensar el descenso de donaciones habitual durante las vacaciones y los desplazamientos.

El relevo generacional: La incorporación de casi 15.000 nuevos donantes es un indicador de salud democrática. Garantizar que los jóvenes se sumen a la red es vital para compensar a los donantes que, por edad, deben abandonar el sistema.

La descentralización del recurso: El reparto por provincias (Alicante, Castellón y Valencia) demuestra una red de colecta eficiente que llega a cada rincón del territorio, permitiendo que la sangre fluya allá donde el paciente la requiere, independientemente de dónde se haya obtenido.

La evolución del sistema de transfusión

Históricamente, la Comunitat Valenciana ha sido un referente en la gestión de hemoderivados. Desde la creación de los centros de transfusión provinciales y su posterior unificación en el CTCV, el sistema ha evolucionado desde una donación basada en la urgencia hacia un modelo de planificación técnica. En años anteriores, situaciones críticas como la pandemia o grandes emergencias demostraron que la capacidad de respuesta de la red valenciana reside en su base de datos de donantes fidelizados, más que en las llamadas de auxilio puntuales. Este modelo de «donación por compromiso» es lo que permite hoy manejar cifras superiores a las 170.000 unidades con estabilidad.

Relevo generacional: los 15.000 nuevos donantes incorporados este año aseguran el futuro del sistema de transfusión valenciano.

Un regalo que no espera nada a cambio

La donación de sangre es un contrato social tácito. Donamos hoy porque alguien lo necesita ahora, y porque quizá nosotros lo necesitemos mañana. Las cifras presentadas por la Conselleria de Sanidad son un motivo de satisfacción colectiva, pero la reflexión final debe recaer en la continuidad. La sangre tiene fecha de caducidad; la solidaridad, no. En estas fiestas, el mayor acto de civismo ocurre en la sencillez de una camilla y un brazo extendido, un proceso que apenas dura unos minutos pero que, para muchos pacientes, significa el comienzo de todo lo demás.

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