Más allá de las predicciones, la astrología transpersonal emerge como una sofisticada tecnología del psiquismo: un puente entre la física cuántica y la psicología profunda para navegar la multidimensionalidad del ser en el siglo XXI.
Por Ana Rosa Rodríguez.
HoyLunes – En el umbral del siglo XXI, la antigua frontera entre la ciencia y la mística comienza a desdibujarse bajo el peso de los descubrimientos en física cuántica y psicología profunda.
Los más avanzados estudios sobre astrología han comenzado a delinear esquemas como un sofisticado mapa de indagación que aporte elementos de interpretación para el psiquismo contemporáneo. Si el universo es un tejido de información interconectada donde el observador afecta lo observado, el mapa natal regido por influencias de las energías planetarias emerge como un “plano cuántico”, como una representación simbólica de frecuencias magnéticas que dan forma a la mente y por consiguiente a la obra humana.
Entender la influencia de los astros no es ceder la libertad de elección al destino, sino descodificar el lenguaje de la propia evolución interna para que el ser humano se convierta en un arquitecto consciente de una realidad que ya no es lineal, sino multidimensional.
La evolución humana es un proceso donde sucesivos eventos van ocurriendo en una intersección de continuas decisiones y las diversas energías psico emocionales que se manifiestan en las acciones del diario convivir.
Al interpretar la existencia como una obra de arte en movimiento, se aluden a los planetas algunas características que aportan herramientas esenciales para gestionar la transformación interna. En ese sentido se puede inferir sobre el pensamiento y la mente, la influencia que ejerce el planeta Urano por ejemplo, aportando elementos que inciden subliminalmente sobre los procesos inconscientes y sobre la intuición o el pensamiento que se manifiesta cuando se permite pensar “lo impensable”, el saber que se sabe algo sin saber el cómo y el por qué se sabe.
Neptuno por su lado aporta elementos implícitos para la imaginación creadora, no sólo por fantasear, sino por la capacidad de visualizar realidades más elevadas y sentir la interconexión con los demás. Es el tipo de pensamiento que permite comprender e interactuar con la personalidad de los otros.
La influencia de Plutón, aporta la capacidad de honestidad radical. Es el pensamiento que no se conforma con lo superficial y busca la raíz y comprensión de cada situación. Es, si se quiere el psicoanalista interno que detecta la inconsistencia e incoherencia personal de los procesos internos y energéticos, tanto de sí mismo como del interlocutor. Aporta la fuerza que permite levantarse cuando se cree que ya no hay nada mas que aportar.
Con la influencia planetaria de Saturno, en conjunción con Platón, se presentan presiones energéticas necesarias para la evolución, no pueden ser vistas como castigos o modos de sufrimiento ni como estancamiento de la evolución humana. Este hecho filosóficamente hablando, se alinea con la entelequia aristotélica que invita a la integración de voluntades y formas luminosas para crear belleza y armonía a través de la música, el arte, la poesía y toda expresión de un alto nivel de conciencia.
En ese sentido, se resume la influencia planetaria desde una acción filosófica en la psiquis humana, de la siguiente manera:
URANO: Despierta la innovación a las nuevas ideas, se desvía del patrón de lo que todos hacen y adopta nuevas maneras de sentir y de pensar la existencia. Representa una ventana al despertar, el umbral a la liberación de ataduras emocionales y al descubrimiento de la verdad súbita. Su influencia se siente con sensaciones de nerviosismo y excitación, como si algo no está bien dentro de sí mismo.
NEPTUNO: Es la inspiración, es el permitir que el propósito universal del orden implicado actúe como un canal energético para la manifestación. La influencia de Neptuno se presenta como una nostalgia inexplicable, un deseo latente de retornar a un estado de plenitud, donde no existían las fronteras de separación con el yo; allí surge la sensación de una empatía radical, al permitir percibir tanto el dolor, como la alegría de los otros como propios. Neptuno es la base de la compasión universal y de la comprensión de que la separación es una construcción mental; es la posibilidad real, donde todo está conectado con todo en el instante presente, sin importar la distancia; por eso se afirma en las disciplinas que estudian la astrología, que Neptuno rige el mundo de los sueños y las infinitas posibilidades, es el estado de la potencialidad pura, antes de que la intención humana lo manifieste en forma de materia.
Las obras de belleza más elevadas, como la música que enternece, la poesía que toca el alma y las obras de arte que acarician las miradas, son regalos de la influencia de la energía de Neptuno.
PLUTÓN: Es la energía purificadora donde se permite dejar morir las partes de sí mismo que no están siendo útiles; es una influencia que sugiere en sí misma, identificar la falsedad y dejar fluir una renovación y transformación, es decir, la autenticidad y la coherencia interna.
SATURNO: representa la manifestación de la forma y la estructura, influye en lo que se construye en el tiempo, con disciplina y ética.
Así, de esta manera se permite ver lo humano desde una interpretación filosófica profunda, donde la persona es el lugar en el cual reposan y se entrelazan las energías sutiles (el cielo) y la materia densa (la tierra).
Cada vez que el ser humano avanza en su evolución, es capaz de ser responsable (Saturno), innovador (Urano), compasivo (Neptuno) y resiliente (Plutón)), cumpliendo así, la función como un ser cósmico encarnado.
Todo ello nos conlleva a interpretar la astrología, no como predicción, sino como un lenguaje de probabilidades cuánticas para describir a groso modo el ciclismo humano como campo de resonancia.
El código de transformación que se maneja desde esta perspectiva, asume el tema de la astrología como una tecnología que aporta elementos para facilitar el autoconocimiento que permite comprender con más claridad el proceso de individuación que plantea el médico y psiquiatra suizo CARL GUSTAV JUNG, en sus valiosos aportes para la comprensión de la psique humana, permitiendo leer los ciclos de crisis y expansión como ritmos necesarios para la auto actualización del esquema mental; dar pautas para introducir el valor de los arquetipos en las imágenes y las formas profundas de la psique, determinantes de manera inconsciente del carácter y las experiencias. Es una invitación a transitar con honor el proceso de individuación, enfrentando la propia sombra y asumiendo con responsabilidad los procesos internos de creación del sí mismo.
Dicho de este modo, interpretando la astrología a la luz de la sabiduría de la acción filosófica, tenemos que estas dos maneras de concebir la naturaleza intrínseca del humano, proporciona un lenguaje para que la mente consciente dialogue con la mente inconsciente, facilitando la metanoia de transformación del pensamiento, traspasando el caos, la crisis existencial contenida en los procesos de neurosis y paranoia que está sobre el tapete al interpretar el pensamiento y las acciones del hombre común de la humanidad del siglo XXI.
En última instancia, el mapa cuántico que ofrece la astrología, no es una sentencia del deber del ser, sino una invitación a lo que como humanos podemos llegar a representar, integrar estos arquetipos en el esquema psíquico, desde la estructura de Saturno hasta la profundidad regeneradora de Plutón, es procurar dejar de ser náufragos del azar para convertirse en navegantes conscientes de la propia energía.
Entender en esta época del desarrollo de la historia de la humanidad, que la verdadera evolución humana no se mide por la tecnología externa, sino por la capacidad de reconocer que el cosmos no está “ahí fuera”, sino que respira y late en cada uno de los procesos mentales, es abordar el punto exacto donde el universo se observa a sí mismo, es descodificar este mapa, es contribuir de manera consciente a elaborar la biografía personal y colaborar en la gran obra de la conciencia universal.
El destino, entonces, deja de ser un camino trazado y se convierte en una danza sagrada de elevada conciencia entre nuestra voluntad y las estrellas.
Cierro este artículo, con la reflexión de cada uno de los lectores:
¿ Cual es la frecuencia que sientes que está vibrando hoy en tu vida:
– La disrupción de Urano
– La compasión de Neptuno ó
– La fuerza renovadora de Saturno y Plutón?
Nota del Autor
Este escrito es el resultado de una síntesis integradora entre la sabiduría ancestral de la astrología arquetípica, los hallazgos de la psicología transpersonal y los paradigmas emergentes de la física cuántica. Lejos de ser un manual de certezas absolutas, nace como una propuesta inédita que busca tender puentes entre el simbolismo cósmico y la práctica psicoterapéutica en la transformación humana, en la autorrealización y en la trascendencia del ser.
Este enfoque profesional se basa en la convicción de que el individuo no es un ente aislado, sino un sistema de energías en constante resonancia con el todo.
Es una invitación al lector a verse a través de un mapa cuántico multidimensional, dejar de ser un espectador de su destino, para convertirse en el alquimista de su propia identidad, utilizando las crisis como portales y la energía influyente de los astros como espejos de una conciencia que no conoce fronteras.
Las reflexiones y conectivos aquí presentados derivan de una extensa trayectoria en el acompañamiento de procesos de evolución interna, donde la teoría se convierte en vivencia y el símbolo en herramienta de liberación.
#hoylunes, #ana_rosa_rodríguez, #astrología, #psiquismo,
