«Conversaciones Con Mi Espejo»: ¿Quién Soy Yo?

Mirarnos al espejo es enfrentarnos a nuestras contradicciones, a nuestras heridas abiertas, a nuestras decisiones. He aprendido que cada cicatriz —visible o no— cuenta una historia de supervivencia. Que cada lágrima derramada frente al espejo, es un testimonio de nuestra capacidad de sentir, de amar, de caer y levantarnos.

 

Por Any Altamirano

Hoylunes – Hay momentos en los que el único testigo de nuestras batallas internas es el espejo. Frente a él, en el silencio de una habitación cualquiera, nos descubrimos sin máscaras. El reflejo que devuelve capta la forma de nuestro rostro, y también las cicatrices invisibles que el alma ha ido coleccionando con los años. Una mirada que nos invita a la introspección, al autoconocimiento, a explorar en las entrañas del subconsciente los recuerdos dormidos, aquellos que evitamos por miedo, dolor, vergüenza… por lo que nunca dijimos, pero que se rebela con fuerza después de la infancia.

A veces me detengo frente a él y me pregunto:

¿Cuántos años han pasado hasta hoy?

¿Cuánto he cambiado?

Y siento que alguien más, en algún rincón del mundo, ha dialogado con su reflejo de la misma manera que yo lo he hecho tantas veces.

Free Artistic shot of a woman reflected in a mirror placed on grass, creating a surreal outdoor scene. Stock Photo
Una mirada en el espejo del alma

El espejo se transforma entonces en confidente. En ese amigo inmutable que conoce nuestras historias más íntimas, aquellas que rara vez compartimos con alguien más.

Entonces dime, ¿qué ves tú en el espejo?

¿Una mirada cansada? ¿Un rostro sereno? ¿Una alegría oculta?

Cada línea del rostro es una frase del pasado. Cada sombra bajo los ojos, una noche sin dormir, una duda, una pérdida, un “hubiera”.

Nos arrepentimos de tantas cosas en nuestras vidas. Nos confundimos. A veces creemos que viviremos felices para siempre… hasta que no.

Y otras veces, sentimos simplemente que algo falta. Alguien falta. Un amigo, una certeza, una parte de nosotros mismos que ya no reconocemos.

¿Y qué hacemos entonces? ¿A quién culpamos?

¿Quién nos ha hecho esto?

Tal vez nadie. Tal vez nosotros. O tal vez la vida misma, que nunca nos promete comprensión, pero sí nos exige presencia.

Mirarnos al espejo es enfrentarnos a nuestras contradicciones, a nuestras heridas abiertas, a nuestras decisiones. He aprendido que cada cicatriz —visible o no— cuenta una historia de supervivencia. Que cada lágrima derramada frente al espejo, es un testimonio de nuestra capacidad de sentir, de amar, de caer y levantarnos.

Hay noches en las que uno se va a dormir con preguntas que no se atreven a hacerse en voz alta.

¿Quién soy yo?

Y al despertar, el reflejo nos espera, fiel y callado, con la misma pregunta dibujada en los ojos.

Por eso hoy, invito al lector a tener su propia conversación con el espejo. A mirarse con honestidad. A reconocer la fortaleza que hay en enfrentar nuestras verdades, nuestras sombras, nuestros sueños aún por cumplir.

Porque el espejo no solo muestra el rostro que llevamos, sino también el camino que hemos recorrido… y la persona en la que nos estamos convirtiendo.

Any Altamirano

“Busqué al amor de mi vida en todas partes,

hasta que me encontré”

                                            

#hoylunes, #any_altamirano,

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