Una novela de vampiros, que combina también la historia (muchos de los hechos que narro y de las ambientaciones de los siglos pasados son fruto de la investigación), con algo de economía, viajes, y por supuesto una historia de amor.
Por Fernando Codina
HoyLunes – A veces pienso que los escritores estamos un poco locos cuando decidimos salirnos del territorio conocido, y abandonar un género en el que nos sentimos cómodos. En mi caso, y desde mis inicios como bloguero allá por el año 2009, casi siempre me he dedicado al relato corto.
Pero ojo, que a escribir se aprende de dos maneras: por las bravas, haciendo frente al temor de la página en blanco; o bien realizando cursos especializados en academias como la “Escuela de Escritores” de Madrid, que fue la que escogí por la comodidad que me ofrecía el que fuera en línea. Creo que es muy necesario realizar uno o varios cursos de escritura creativa antes de lanzarse a la aventura.
Y ahora, después de este breve desvío, volvamos a lo que nos ocupaba, mi novela “Un vampiro en la historia”. Debo reconocer que, salvo las sagas de Anne Rice (que no me leí entera) y las de Stephenie Meyer (disfruté muchísimo con Crepusculo), y por supuesto el clásico Drácula de Bram Stoker o el perturbadoramente inquietante “El tapiz del vampiro” de Suzy McKee Charnas, no he sido consumidor de este tipo de novelas. De hecho, la única que recuerdo de Anne Rice es la primera de todas, “Entrevista con el vampiro”, las demás han desaparecido en el olvido…
Pero un buen día de hace ya más de dos años, se me ocurrió que podría hacer algo distinto. La culpa fue de Jorge J. Coello, escritor, amigo y editor de “Ánima Ignis”, una pequeña editorial de auto edición, quien me propuso participar en una antología colectiva de terror… Y como me apetecía hacer algo distinto, al cabo de unas horas ya tenía escritas las 4000 palabras en las que narraba las investigaciones de Julián Mesías por la Deep Web, el primer encuentro virtual con el Príncipe Máximo, y la visita de este último al piso de quien, con el paso del tiempo, se convertiría en su fiel cronista.
Una vez que hube entregado el texto, me pasó algo curioso; me quedé con ganas de más. De adentrarme en el mundo de los hijos de la noche, de los vampiros, pero hacerlo de una manera distinta, algo que no se pareciera ni por supuesto respetase los cánones de toda la vida. Ya sabes, criaturas sucias, asesinas sin piedad, siempre desgarrando los cuellos en siniestros callejones de vírgenes pudorosas que estaban en el lugar y en el momento menos adecuados.
No, este tipo de literatura me aburría soberanamente, y por eso decidí tomar como fuente de inspiración para algunas de las características de mi inmortal las películas de la saga “Blade” en lo que se refiere a las limitaciones de los vampiros y a la organización de su sociedad, y “Entrevista con el vampiro” por su forma de ver el mundo y de vivir.
Pero claro, tampoco podía ponerme a escribir a lo loco, sin orden ni concierto, por lo que invertí más de un mes en preparar el esqueleto, la trama de la historia, capítulo a capítulo, para no perderme. También le dediqué un mes al diseño de los personajes principales y secundarios, elaborando unas fichas lo más completas posibles de los protagonistas y de los secundarios; pero también de sus antagonistas. Y en tercer lugar, invertí casi otros dos meses en la investigación, porque me apetecía que mi novela tuviera una mínima coherencia histórica, al desarrollarse durante dos siglos, desde 1840 hasta el
año 2022.

Una vez que tuve todos estos elementos, me decidí a ponerme a escribir, aprovechando el turno de noche (trabajo en un edificio de agentes de bolsa que depende de una importante fundación) y eso me otorga bastante libertad; además de los fines de semana; respetando en todo caso las consignas de mi jefe de seguridad, quien prefiere que hagamos cualquier cosa antes de quedarnos dormidos de madrugada… Tardé un año entero en tener una primera versión del texto, y fue entonces cuando se lo hice llegar, a falta de los capítulos finales, a mi gran amiga, escritora y lectora cero Aida del Pozo, a quien también lie para que me redactase el prólogo. Ella hizo una primera corrección del original. Luego fue el turno de una correctora profesional.

Considero que es una inversión de lo más necesaria. Luego llegó el turno del editor, José Luis Pastor. Y finalmente, el mío. Vamos, que la novela fue leída y corregida cuatro veces, para evitar problemas y garantizar su calidad final… Y eso no me impidió cambiar los dos últimos capítulos en el último momento.
¿El resultado? Una novela de vampiros, que combina también la historia (muchos de los hechos que narro y de las ambientaciones de los siglos pasados son fruto de la investigación), con algo de economía, viajes, y por supuesto una historia de amor.
La tienes disponible en Amazon (https://2u.pw/XL3t5), o en la web de la editorial Suseya(https://2u.pw/TH03O).
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