En medio del temor creciente por las infecciones respiratorias, la Comunitat Valenciana activa un refuerzo estratégico de 273 profesionales sanitarios para proteger urgencias, hospitalización y observación, y mantener estable el pulso social durante los meses más fríos.
HoyLunes – Hay inviernos que no comienzan con frío, sino con una sensación reconocible: el sonido de las sillas moviéndose en urgencias, el murmullo de familias que llegan preocupadas, la mirada exhausta de un profesional que sabe que el ritmo está a punto de subir. En estas semanas, la Comunitat Valenciana se prepara para afrontar el ascenso de la curva epidemiológica en infecciones respiratorias. No hace falta una gran alarma para entender lo frágil que puede ser la estabilidad sanitaria; basta con observar cómo los equipos se reorganizan para resistir lo que viene.
La Conselleria de Sanidad ha puesto en marcha un refuerzo de 273 contrataciones dentro del Sistema Valenciano de Salud. El objetivo es anticiparse al incremento de infecciones respiratorias agudas, que en la última semana alcanzaron 923,3 casos por 100.000 habitantes, frente a los 787,8 de la semana anterior.
El refuerzo, dotado con un presupuesto superior a 1,5 millones de euros, se dirige especialmente a los servicios más sensibles ante un aumento de la demanda: urgencias, áreas de observación y unidades de hospitalización. Esta actuación forma parte del Plan de Contingencia de la Conselleria de Sanidad, diseñado para asegurar que la atención sanitaria no se vea comprometida durante los picos epidémicos.
El plan incorpora recomendaciones de Salud Pública, actuaciones para Atención Primaria y Hospitalaria y un sistema de alerta basado en los niveles de transmisibilidad. Además, se ha recordado a los departamentos de salud la instrucción que recomienda el uso de mascarillas en determinados casos dentro de centros sanitarios.
La vacunación continúa siendo el pilar estratégico: desde el 3 de noviembre está abierta para toda la población frente a gripe y COVID-19, con refuerzos en los circuitos de cita, campañas SMS y presencia en residencias, colegios y centros de día.
Para muchas familias, este refuerzo significa algo simple pero crucial: llegar a urgencias y encontrar un sistema que responde. Que el tiempo de espera no crezca de manera insoportable. Que la gripe de un niño, el empeoramiento de una bronquitis o una fiebre inesperada no se conviertan en una carrera a contrarreloj.
Para los profesionales sanitarios, supone respirar un poco más hondo. La presión de cada invierno recae sobre sus turnos; disponer de refuerzos implica repartir el peso, evitar el colapso emocional y proteger la calidad de la atención.
El refuerzo no es solo operativo: es humano.
En una región diversa como la Comunitat Valenciana, donde conviven áreas urbanas altamente demandantes y zonas rurales con recursos más ajustados, este tipo de medidas se convierten en un mecanismo de equilibrio territorial. Permiten modular la respuesta según la incidencia real y garantizar equidad.
La estrategia encaja con la línea nacional basada en vigilancia epidemiológica constante, refuerzo operativo en los meses de mayor demanda y priorización de la vacunación para evitar colapsos. No es una solución improvisada: es parte de la arquitectura anual de salud pública.
Suma en capacidad inmediata y en prevención. Pero pide más desarrollo en la digitalización de la vigilancia, la educación sanitaria continua y los sistemas de predicción que permitan actuar con mayor anticipación aún.
El movimiento valenciano se alinea con la tendencia europea de actuar antes del colapso, especialmente en un invierno donde varios países han reportado aumentos simultáneos de gripe, COVID-19 y VRS. La estrategia de reforzar personal y promover vacunación temprana es coherente con las recomendaciones del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC).
Toda estrategia seria deja al descubierto interrogantes que ayudan a entender su alcance real como:
¿Qué papel debería tener la ciudadanía en los periodos de alta transmisión, más allá de recibir atención?
¿Cómo equilibramos el derecho a ser atendidos con la responsabilidad colectiva de no saturar el sistema?
¿Qué aprendizajes nos dejó la pandemia que aún no aplicamos con la determinación necesaria?
Los sistemas de salud no se sostienen solo con recursos: también con decisiones a tiempo.
El refuerzo de 273 profesionales es un recordatorio de que la anticipación salva vidas, reduce angustias y fortalece la confianza social. En un invierno donde todo parece acelerarse, esta medida invita a mirar la salud pública como lo que realmente es: una red silenciosa que trabaja para que el resto de la sociedad pueda seguir adelante sin detenerse.
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