Dioni Arroyo: «El último de la fiesta» y su invitada la Inteligencia Artificial

Ser escritor, dice, es una forma de situarse ante la vida. Una manera de entender el presente, soñando futuros posibles. Y “El último de la fiesta”, lejos de ser un cierre, es una puerta abierta. Una historia para jóvenes que se atreve a hablar de lo que muchos adultos temen mirar de frente: el despertar de una inteligencia que podría cambiarlo todo… menos el valor de la amistad.

Por Ehab Soltan

HoyLunes – Ser el último de la fiesta no siempre significa llegar tarde. A veces, es quedarse lo suficiente como para entender qué queda cuando las luces se apagan, cuando el bullicio se convierte en eco y la música deja de sonar. Así escribe Dioni Arroyo: desde el silencio posterior al estruendo, desde la reflexión que sigue al asombro. Su novela “El último de la fiesta” no es simplemente una obra juvenil de ciencia ficción; es una alerta elegante, una historia que late al ritmo de nuestras incertidumbres más contemporáneas.

Valladolid lo vio nacer en 1971, pero fue el cruce entre la educación social y la antropología lo que definió su mirada. Una mirada entrenada para leer el comportamiento humano, para detectarlo allí donde aún no ha sido nombrado. En sus manos, la ciencia ficción se convierte en su especial invitada, el terror gótico en una sinfonía íntima, y la distopía en un acto de sobrevivencia.

11 novelas, 1 ensayo, premios, reconocimientos y traducciones acompañan su carrera, pero no la definen. Lo que realmente lo distingue, es la coherencia feroz con la que ha construido una obra, donde cada novela es una pieza de un universo mayor. Desde «Los Ángeles Caídos de la Eternidad» hasta «Rechazaré todos los mundos», sus textos son cápsulas de pensamiento ético envueltas en relatos de alto voltaje emocional. Cuando habla de IA, del fracking, del cuerpo, del olvido o del mito del vampiro, lo hace con la urgencia de quien sabe que la literatura no está para tranquilizar al lector, sino para despertarlo.

Dioni no escribe por costumbre ni por rutina. Escribe por obsesión. La inteligencia artificial —con sus múltiples rostros: promesa, amenaza, espejo— se convirtió en el núcleo de su inquietud creativa. Pero la historia no surgió en una biblioteca ni en la soledad de una madrugada, sino en medio de una conversación de carretera, entre curvas y campos madrileños, con su editor a bordo. La chispa no fue un rayo repentino, sino un cruce de miradas al porvenir: ¿cómo hablarle a las nuevas generaciones?, ¿cómo alimentar sus sueños sin endulzar la verdad?

Así nació la idea: un chico humano, una chica cibernética, y un mundo que los observa con miedo. Una amistad en tierra de nadie. Un vínculo que desafía los límites de lo que entendemos por vida, conciencia y emoción. En el corazón del relato, la pregunta que atraviesa todo el siglo XXI: ¿qué significa ser humano?

La inspiración venía de lejos. Veinte años atrás, Dioni había leído “La singularidad está cerca”, de Raymond Kurzweil, una obra que anunciaba que muy pronto, tal vez ahora mismo, la IA alcanzaría un punto de no retorno: su propia conciencia. Era como mirar al monstruo de Frankenstein con lentes del siglo XXI. Mary Shelley, visionaria absoluta, asomaba entre los circuitos de silicio y las dudas éticas de nuestros días. ¿Y si lo creado se volviera contra el creador?, ¿y si no fuera monstruo, sino simplemente… algo distinto?

Con una estructura narrativa clásica —planteamiento, nudo, desenlace—, “El último de la fiesta” no escatima en modernidad ni en riesgos. Desde las primeras páginas, el lector adolescente se ve envuelto en misterios espaciales, preguntas sin respuesta, guiños inquietantes al cambio climático y a la vida extraterrestre. Pero más allá del contexto futurista, lo que realmente late en cada capítulo es el suspense emocional, el latido compartido de dos almas diferentes enfrentadas al juicio del mundo. Porque al final, Dioni lo sabe: la amistad, cuando es verdadera, está por encima de los prejuicios.

Publicada por Apache Libros, “El último de la fiesta” nació del deseo colectivo de crear literatura juvenil comprometida. No fue un impulso solitario, sino un encargo bien recibido, trabajado con mimo editorial y la conciencia clara de que, si el equipo suma, el libro crece. Y creció: segunda edición ya casi agotada, reseñas generosas, lectores agradecidos. Dioni lo celebra con cautela y humildad. Sabe que en este mundo de publicaciones veloces y estanterías efímeras, permanecer es un acto de resistencia.

Para quienes sueñan con escribir, Dioni ofrece una brújula clara: nunca dejes de ser aprendiz. No te confundas con tu protagonista. Acepta las críticas, incluso las crueles, porque suelen enseñar más que los halagos. Y, sobre todo, escribe no para entenderte a ti, sino para que otros encuentren algo suyo en tus palabras.

Dioni Arroyo y su libro «El último de la fiesta» forman parte del prestigioso proyecto «Detrás de cada libro hay una historia», impulsado por el Consejo Literario Independiente de «Viajes Literarios» y «Drama Social». Esta iniciativa reúne a escritores de distintas nacionalidades con el propósito de celebrar la diversidad de voces que dan forma a la literatura contemporánea. Su publicación inicial en español permitirá que estas historias lleguen primero a los corazones hispanohablantes, antes de abrirse paso en otros idiomas, culturas y geografías, llevando así el mensaje de Dioni a nuevas latitudes.

Para Dioni Arroyo ser escritor, dice, es una forma de situarse ante la vida. Una manera de entender el presente, soñando futuros posibles. Y “El último de la fiesta”, lejos de ser un cierre, es una puerta abierta. Una historia para jóvenes que se atreve a hablar de lo que muchos adultos temen mirar de frente: el despertar de una inteligencia que podría cambiarlo todo… menos el valor de la amistad.

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