La Habitación Naranja: Escribir con las Manos Manchadas de Harina

Entre la harina y las palabras: cómo la escritura se amasa en la cocina, donde las ideas se mezclan con los ingredientes y la creatividad se hornea en cada página.

 

Por Lidia Roselló

HoyLunes – Estaba amasando un bizcocho, de chocolate con nueces por si te lo estás preguntando, cuando llegó la idea que llevaba días buscando. Con harina hasta en las pestañas, las manos pegajosas y la radio a todo volumen sonando lo último de Rózalen.

Así, entre restos de masa y despiste, nació un capítulo clave de mi novela Ladrona de Naranjas. Fue uno de esos momentos en los que sientes que todo encaja, que la historia por fin fluye como llevabas tanto tiempo esperando.

En la cocina, cada gesto es una palabra, cada mezcla una frase, y cada plato una página escrita con amor. Fotografía: Ron Lach

Hace unos años, mi mente repleta de imágenes cinematográficas, tenía la idea de que a los escritores les llegaban las “musas” en lugares bonitos, idílicos, rodeados de personas interesantes, de habitaciones silenciosas con vistas al mar. Hasta que la realidad llegó en forma de Retiro de escritoras y comprendí algo clave: la inspiración está dentro, no hay que buscarla fuera. Emana de una misma. En mi caso, las ideas aparecen tras una noche de sueño reparador, en una cocina repleta de harina o dando un paseo con mi perrita Diva.

Una de las cosas que he aprendido, es que a escribir se sienta uno con los deberes ya hechos. Te lo explico: Para escribir una novela hay mucho más trabajo que esperar a que lleguen las musas. Hay un trabajo previo de estructura, de creación de personajes: desde qué les gusta, cómo son, cuáles son sus manías, sus defectos y muletillas… Lo mágico es que, en ese proceso, descubres partes de ti misma que ni siquiera conocías ¿No te parece algo fantástico?

La receta de una novela: ingredientes literarios y culinarios se combinan en un proceso creativo único. Fotografía: Teona Swift

Escribir una novela se parece mucho a cocinar. Las emociones son ingredientes frescos que combino con recuerdos, dudas y deseos. A veces necesito amasar despacio, volver a mezclarlo todo y empezar de nuevo, porque la historia lo exige así. Hay capítulos que salen casi sin esfuerzo, como el bizcocho recién hecho. Y otros, sin embargo, que requieren de reposo, de paciencia y de una espera que desespera pero, finalmente compensa.

El calor es otro ingrediente imprescindible: no solo el de las emociones, sino también el de la honestidad. Porque escribir también es arriesgarse: contar una verdad propia, aunque después descubras que tus personajes tienen vida y a veces contradicen tu plan inicial.

Ninguna novela cuaja sin poner algo profundamente tuyo en cada palabra o cada personaje. Aunque no olvides que los personajes tienen vida propia y pueden llegar a hacer cosas que tú nunca te atreverías o censurarías en la vida real.

Creo que las mejores historias, igual que las mejores recetas, nacen del caos cotidiano, con las manos manchadas de harina y la certeza de que siempre es un buen momento para empezar.

Lidia Roselló

Por cierto, mi consejo es que no esperes las condiciones ideales, porque nunca las tendrás. Y tampoco las necesitas. Solo necesitas atreverte a empezar, justo ahora, con lo que tengas a mano.

Porque juntas somos ladronas de instantes, recolectoras de emociones y escritoras de lo cotidiano.

#hoylunes, #lidia_roselló,

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