A través de su viaje, Leo aprende que el contentamiento no se encuentra en tenerlo todo, sino en aceptar las imperfecciones del mundo y en encontrar el equilibrio entre la lógica y las emociones.
Por Ehab Soltan… La segunda parte de la novela {LimoneroII}
Hoylunes – En el laberinto de la existencia, donde la avaricia a menudo nubla el juicio, vivía Leo, un joven en busca de respuestas. En su corazón y mente, se debatía una lucha constante entre pensar y sentir, un dilema que lo mantenía despierto noche tras noche.
Leo intentaba comprender el mundo, balanceando sus emociones con la lógica. «Intento amar y dejar de amar», se decía a sí mismo, «Lo estoy intentando, no lo sé». Se encontraba en una encrucijada, tratando de alinear su mente racional con lo que su corazón le dictaba.
«¿Piensas o sientes?», se preguntaba. La respuesta parecía esquiva, como si tratara de capturar el viento con las manos. Leo sabía que no podía detenerse en el texto, no podía abarcarlo todo. Comprendía que solo uno de estos elementos, pensar o sentir, podría ser puro en su forma más verdadera.
En su reflexión, Leo consideraba que todo ser humano tiene sus deficiencias. «Si todo está completo», pensaba, «asegúrate de que necesitas muchas cosas». En su búsqueda de contentamiento, Leo se daba cuenta de que tenerlo todo no era la respuesta. El mundo, con sus imperfecciones, no estaba completo con nadie.
Leo contemplaba lo que merecían las personas, cómo a veces el dolor y la injusticia se volvían justos en un mundo imperfecto. Su lucha interna entre el pensamiento y el sentimiento seguía siendo una batalla constante.
«No, no puedes detenerte con el texto, no puedes tomarlo todo, solo uno de ellos es puro», se recordaba. En su viaje, Leo aprendió a aceptar que la vida es un equilibrio entre lo que pensamos y lo que sentimos, y que encontrar ese equilibrio es el verdadero tesoro #ehabsoltan, #limoneroII, #hoylunes,
Copyright ©️ (2023) (www.hoylunes.com)