Entrevista a Ángeles Díaz: La Celestina Literaria (Parte I)

Lo cierto es que encontrar aquellos manuscritos que te hacen disfrutar; ayudar a los autores a llevar sus escritos a la excelencia; a comprender un mundo editorial, hoy tan complejo; y, sobre todo, establecer una relación que pronto se convierte en amistad son las características más bonitas de esta profesión. Los escritores y sus obras son mi gran motivación, sin duda.

 

Por Ehab Soltan

Hoylunes – Literatura sin márgenes · Entrevistas con alma

Hay entrevistas que se escriben solas. Hay nombres que, al pronunciarlos, ya iluminan pasillos editoriales, estanterías en penumbra, cafés donde se firman sueños y hojas en blanco que tiemblan de ansiedad. Ángeles Díaz no camina, reescribe el suelo. No representa autores, los abriga. No busca historias, las convoca. Mi conversación con ella no fue una entrevista, fue un incendio lento. Y todo empezó con esta pregunta:

– Ángeles, ¿cómo empieza tu relación con la literatura? ¿Fue un accidente o una llamada?

Ángeles Díaz: Fue un susurro que me hablaba desde dentro desde antes de saber leer. Crecí rodeada de silencios llenos de palabras que aún no tenía. No fue un accidente ni una decisión racional, fue algo que se fue colando entre mis costillas, como un perfume que no puedes ignorar. La literatura me eligió a mí, y yo lo supe mucho antes de saberlo. A veces me gusta pensar que no elegí este camino, sino que obedecí una herencia antigua. No de sangre, sino de alma.

¿Cómo comenzó su camino en el mundo de la representación literaria?

– Las primeras simientes de este camino lo pusieron, hace poco más de un año, algunos de los autores que habían pertenecido a Editables.es, la editorial que tuve el honor de fundar y dirigir de 2016 a 2020. Fueron ellos los que me pidieron que les ayudara y me vistiera de agente literario para representarlos, bajo el pretexto de que ya conocían mi trabajo como editora y de que estaban convencidos que, de mi mano, sus obras podrían llegar más lejos y estar mejor cuidadas por el mundo editorial.
Así que, para mí, fue un honor comenzar de esta manera mis andanzas por el mundo de la representación y solo tuve que ampliar la función de El Quijote sin Mancha, para que, con el equipo que ya utilizaba, se convirtiera en una agencia literaria.

¿Qué le atrajo del trabajo de agente literario y qué la motiva a seguir en esta profesión?

Lo cierto es que encontrar aquellos manuscritos que te hacen disfrutar; ayudar a los autores a llevar sus escritos a la excelencia; a comprender un mundo editorial, hoy tan complejo; y, sobre todo, establecer una relación que pronto se convierte en amistad son las características más bonitas de esta profesión. Los escritores y sus obras son mi gran motivación, sin duda.

¿Qué habilidades considera esenciales para un agente literario exitoso?

Empatía, tanto para comprender lo que busca cada autor como para saber ofrecer lo que el editor necesita en cada momento. El conocimiento sobre el mercado, las tendencias y las demandas particulares de cada catálogo es una herramienta muy útil en el desempeño diario, pero sin empatía ni cercanía, no se conseguirá gran cosa.

¿Recuerda el primer autor o libro que representó? ¿Cómo fue esa experiencia?

Por supuesto. La primera de todas ha sido Beatriz Sánchez Ocampos. Quiso que la representara ante Click Ediciones (Grupo Planeta) con su nueva obra Me llamo Alan y estoy muerto. Es una experiencia que me ha servido para aprender, sobre todo, pero también para echar mano de toda mi experiencia para paliar los miedos y dudas que hay detrás de cada proceso de publicación por parte del autor y de la editorial.

¿Cuál ha sido el mayor desafío que ha enfrentado en su carrera como agente literario?

El Quijote sin Mancha lleva poco tiempo trabajando en esta línea de representación de autores, a pesar de la buena aceptación que está teniendo nuestra propuesta, tanto entre autores como editoriales, así que nos enfrentamos cada día a la consecución de las propias metas que nos hemos marcado, como obtener un prestigio suficiente para ser una firma sólida de scouts literarios.

¿Cómo describiría el papel de un agente literario en el proceso de publicación de un libro?
El agente literario es el que facilita la introducción de un autor de calidad en un sello determinado. Hoy día, si el escritor es novel o poco avezado en las estrategias editoriales, el papel del agente se hace imprescindible, tanto para el autor y su ilusión por firmar un buen contrato, como para el editor y su ambición por encontrar un escritor o una obra que le aporte grandes beneficios (y ya no solo económicos, sino a nivel de prestigio).

¿Cuáles son los errores más comunes que cometen los escritores al buscar representación?

El autor debe comprender que, diariamente, llegan a El Quijote sin Mancha propuestas, por lo que debe esmerarse por destacar de forma humilde, eso sí (no es válido repetir hasta la saciedad que su manuscrito le cambiará la vida al lector). En el proceso, debe armarse de paciencia, porque una obra de 300 páginas no se lee en unas horas ni se toman decisiones con una lectura parcial. También deben comprender que los tiempos que manejamos en la agencia son semejantes (incluso menores) que los de cualquier editorial a la que presentemos su obra, por lo que hay que sumarlos hasta que el proceso de publicación esté consumado. Por lo tanto, deben armarse de paciencia, humildad y, otra vez, más paciencia.

¿Qué aspectos valora más en un manuscrito antes de decidir representarlo?

La calidad, en su concepción amplia. Por ejemplo, un libro puede estar muy bien escrito y no tener una historia que realmente sea interesante; o puede tener algunos defectos de forma, pero entrañar un argumento original y muy atractivo. Ante estas dos proposiciones, siempre escogeremos la segunda porque, para pulir el texto, El Quijote sin Mancha cuenta con profesionales, pero una buena historia nos la tiene que proporcionar el autor.

¿Cómo ha cambiado la relación entre agentes, editoriales y escritores en la era digital?

Ahora todo es más rápido, más directo, más cercano. Una agencia debe establecer el mismo tipo de relación de confianza con el autor y la editorial, y eso hace que, al final, trabajes con y para amigos; las tecnologías facilitan mucho esta forma de proceder. Creo que antes las jerarquías estaban más marcadas que en la actualidad y, gracias a que las barreras se están
difuminando, es más fácil contactar y encontrar empatía al otro lado de la pantalla. Al fin y al cabo, todos estamos implicados en los mismos proyectos y amamos los libros. El futuro es de los valientes y yo añadiría que de los innovadores.

Nuestra proposición de El Quijote sin Mancha, por ejemplo, viene a dar un giro radical a la relación agencia-autor y agencia-editorial. Respecto al autor, hacemos una valoración de la obra de forma gratuita. Si nos gusta, le proponemos formar parte de nuestros Quijotes. Si es necesario pulirla para que alcance nuestra exigencia de calidad antes de presentarla a alguna editorial, trabajaremos para llevarla a la excelencia (para eso, contamos con profesionales de la corrección, edición, lectura, etc.). Respecto a la editorial, ofrecemos el libro también de forma gratuita y participamos de todo el proceso de publicación, asesorando a nuestro representado. Nuestros beneficios como agencia no emergen hasta que no hay un número determinado de ejemplares vendidos, porque entendemos que, si una obra no tiene éxito, nosotros tampoco.

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