«Soy Adolescente, Escúchame»: Una invitación de Yoleida Ramona Vásquez

Yoleida Ramona Vásquez transforma su experiencia en guía y sus palabras en abrigo en «Soy adolescente, escúchame».

Por Ehab Soltan

HoyLunes – En un rincón apacible, donde el café y el maní acompañan las ideas y la espiritualidad se respira entre líneas, Yoleida Ramona Vásquez escribió algo más que un libro. Escribió una declaración de principios. «Soy adolescente, escúchame» nace de la necesidad de reivindicar una etapa vital, a menudo incomprendida y subestimada: la adolescencia. En sus páginas late un llamado urgente a mirar con otros ojos a quienes están en proceso de transformarse, a quienes están construyendo el puente entre la niñez y el mundo adulto.

Yoleida Ramona Vásquez nació en Cabimas, en el corazón del estado Zulia, y desde entonces lleva en la mirada la fuerza del trópico y la vocación por el servicio. Licenciada en Educación con mención en Orientación, es especialista en adolescencia, investigadora rigurosa y docente universitaria apasionada. Su palabra ha cruzado fronteras a través de artículos arbitrados publicados en revistas nacionales e internacionales, y sus investigaciones han resonado en congresos, seminarios y encuentros académicos de gran relevancia. Más allá del aula, trabaja en contextos educativos y comunitarios, siempre con el compromiso de sembrar bienestar. Practica yoga como filosofía de equilibrio interior y encuentra en el trabajo por las comunidades una fuente profunda de sentido.

“Mi deseo era socializar experiencias sobre la etapa de la adolescencia”, explica la autora. Para Yoleida, esta es un laboratorio emocional, mental y social donde se gesta el ser humano del mañana. Como madre y educadora, sintió el impulso de comprender a fondo este momento complejo y fecundo, y de dejar una guía que sirviera tanto a las familias como a la sociedad.

La chispa creativa, sin embargo, fue tan personal como colectiva: “Quería hacer algo para la humanidad”, confiesa. Porque entender la adolescencia —y acompañarla con respeto— es construir los cimientos de una sociedad más sana, consciente y empática. Desde su rol de guía, de testigo y de aprendiz, Yoleida escribió para que otros pudieran transitar esa etapa con más luz.

El proceso no fue sencillo. Lo fue en espíritu, pero no en forma. “Escribir y ser entendida por otros”, dice, fue uno de sus mayores retos. Crear un contenido interesante, cautivador, y a la vez claro, fue un ejercicio de disciplina y entrega. En los momentos de bloqueo creativo, pensaba en el lector: en su interés, su necesidad, su esperanza. La escritura, entonces, se volvió un diálogo silencioso pero profundo con quien aún no ha abierto el libro.

Yoleida no oculta lo aprendido: la importancia de pulir la redacción, de adquirir herramientas que afiancen la seguridad del autor. También entendió lo valioso que es compartir experiencias que, bien contadas, pueden ser faros para los demás.

El libro fue publicado con el apoyo de una editorial que la acompañó con calidez en cada paso. Si bien las ventas han sido modestas —en parte, reconoce, por la escasa promoción en redes—, las recensiones y los comentarios han sido una caricia inesperada al alma. Sobre todo, en el ámbito académico, donde su obra ha sido bien recibida.

Cuando se le pregunta qué le diría a otros escritores en ciernes, Yoleida no lo duda: “Atrévanse a escribir. El cielo es el límite”. Su consejo tiene raíz y tiene alas. Anima a quienes tienen dudas a buscar acompañamiento, a quienes tienen historias a soltarlas, y a quienes se enfrentan a limitaciones técnicas, a que busquen formación. Pero, sobre todo, a que disfruten del camino, porque escribir es un trabajo serio, sí, pero también un acto de amor.

Habla también desde su propia experiencia: publicó sin pensar en el alcance de su obra, sin darle espacio en el mundo digital. Hoy, lo comparte con honestidad, para que otros no tropiecen en la misma piedra.

La crítica, aún no la conoce, dice. Pero sus páginas ya resuenan con fuerza allí donde ha llegado. Porque su libro es un texto, es una voz amplificada: la voz de muchos adolescentes que esperan ser comprendidos, no corregidos; escuchados, no ignorados.

Antes de escribir, Yoleida respira. Declara su sanación, se alinea con Dios y el universo. Pide que brillen en ella ideas de luz. Su oficina, silenciosa y acogedora, se vuelve entonces un santuario, donde la palabra nace desde un lugar sagrado.

Durante sus clases de epistemología —cuenta—, recibió el impulso que necesitaba. Un profesor que supo activar su creatividad sembró en ella la confianza necesaria para avanzar. Así, este libro fue también un fruto del aula, del pensamiento crítico y de la fe en el talento propio.

Yoleida Ramona Vásquez y su libro «Soy adolescente, escúchame» forman parte del prestigioso proyecto «Detrás de cada libro hay una historia», impulsado por el Consejo Literario Independiente de «Viajes Literarios» y «Drama Social». Esta iniciativa reúne a escritores de distintas nacionalidades con el propósito de celebrar la diversidad de voces que dan forma a la literatura contemporánea. Su publicación inicial en español permitirá que estas historias lleguen primero a los corazones hispanohablantes, antes de abrirse paso en otros idiomas, culturas y geografías, llevando así el mensaje de Yoleida a nuevas latitudes.

Transformación, esa es la palabra que ella elige para definir su libro. Una sola palabra que lo dice todo. Porque transformar —en palabras, en conciencia, en afecto— es también la esencia de quien escribe con propósito.

Y así, Yoleida sigue caminando. Acompañada de elogios inesperados y nuevas ideas por venir, de su café, su maní y sus silencios luminosos. Escribir ha sido para ella un reto, un refugio y una revelación. Y lo será, sin duda, también para quienes la lean.

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