Kat De Moor: la escritura no es propiedad de unos pocos. Le pertenece a todos. Cada persona tiene una historia, y cada historia tiene un lugar. No hace falta tener una vida extraordinaria. Basta con estar viva y prestar atención.
Poe Ehab Soltan
Hoylunes – Hay autoras que llegan a la literatura como quien regresa a casa después de un largo viaje. Buscan respuestas. Kat De Moor, en cambio, escribe para aprender a convivir con las preguntas. No le interesa cerrar sentidos, sino abrirlos. No le urge brillar, sino sostener lo que duele, lo que titubea, lo que no encaja. Escribe con la honestidad de quien ha comprendido que cada experiencia —por mínima o incómoda que parezca— guarda una historia que merece ser contada.
En «Querido Miércoles«, su segunda novela, tiende un hilo invisible entre el caos de lo cotidiano y la necesidad de nombrarlo. Desde una voz íntima y lúcida, el libro se convierte en refugio para quienes aún no saben cómo decir lo que sienten.
Nacida en Bélgica, con pasos largos por México, Francia y Ginebra, Kat De Moor ha hecho de la escritura su brújula más íntima. Y aunque tardó en sentarse de lleno ante la página en blanco, una vez lo hizo, no volvió a levantarse. Su primer libro, «Anatomía de una entrega», fue un agradecimiento encubierto a la intensidad con que vivió en México. También fue un ensayo narrativo sobre el amor, el desamor y la entrega. «Querido Miércoles», publicado por Editorial Círculo Rojo en 2020, recogió los hilos sueltos de esa historia y los tejió en una nueva forma: más abierta, más libre, más arriesgada.

Kat escribe con lo que tiene a mano: una conversación escuchada en un café, un gesto mínimo, un recuerdo que vuelve con otro nombre. Dice que la inspiración rara vez llega cuando se la espera, y que escribir no es vencer el vacío, sino moverse con él. Camina cuando no puede escribir, lee cuando no encuentra palabras, escucha cuando el texto no responde. Se apoya en referentes como «El camino del artista», de Julia Cameron, no como quien busca fórmulas, sino como quien se aferra a una linterna en la noche.
Uno de sus mayores desafíos ha sido aprender a convivir con “Lionel”, su crítico interior. Una voz persistente, siempre lista para juzgar. Pero en lugar de combatirla, Kat la escucha, la nombra, la domestica. No se escribe contra Lionel, se escribe a pesar de él. Y en esa negociación, la escritura deja de ser una batalla y se convierte en una forma de habitar la vida con la intensidad de quien observa sin concesiones.
«Querido Miércoles» no necesita de «Anatomía de una entrega» para sostenerse. Ambas novelas pueden leerse como se viven ciertas etapas: con autonomía, con grietas, con ecos. En su segunda obra, Kat recupera cartas no enviadas, encuentros improbables —como el de un luthier ciego—, viajes reales disfrazados de ficción y símbolos diminutos como un colibrí que cruza las páginas con la misma naturalidad con que la vida atraviesa la literatura. Nada es forzado. Todo parece escuchado antes de ser escrito.
Kat De Moor no escribe para escapar del mundo, sino para acercarse más a él. Y en ese gesto está su fuerza. La honestidad con la que se nombra —como autora, como mujer, como madre, como extranjera— es el corazón de su obra. Cada página de «Querido Miércoles» es una pequeña conversación con la incertidumbre. Y en tiempos donde todo parece exigir certezas inmediatas, leerla es una forma de recordar que también hay belleza en lo no resuelto, también hay valor en detenerse a mirar, aunque no sepamos muy bien qué estamos buscando.

“Descubrí que escribir mejor no es escribir sin errores, sino escribir sin miedo”, afirma. “La escritura perfecta no existe, y esperar perfección es una forma de censura. Para escribir, primero hay que vivir.” Cameron le enseñó también que la vida de una artista no está reñida con los platos sucios ni con las camisas por planchar. Al contrario. La escritura nace ahí, en medio del día a día. No necesita grandes escenarios, sino atención. Lo pequeño también importa. Lo doméstico también cuenta. Todo puede ser palabra.
La escritura no es propiedad de unos pocos. Le pertenece a todos. Cada persona tiene una historia, y cada historia tiene un lugar. No hace falta tener una vida extraordinaria. Basta con estar viva y prestar atención. Soñamos, recordamos, sentimos, perdemos, buscamos. Todo eso nos da algo que contar. Y alguien, en algún lugar, necesita escucharlo.
Kat De Moor y su libro «Querido Miércoles» forman parte del proyecto «Detrás de cada libro hay una historia», impulsado por el Consejo Literario Independiente de «Viajes Literarios» y «Drama Social», que reúne a autores de distintas nacionalidades para celebrar la diversidad literaria contemporánea. Su publicación en español busca resonar primero en los corazones hispanohablantes antes de cruzar fronteras.
En un panorama literario cada vez más saturado de fórmulas, nombres y campañas, la escritura de Kat De Moor irrumpe como un susurro que no necesita gritar para ser escuchado. Y a veces —quizás las más importantes— es justo eso lo que necesitamos: una voz que no venga a explicarlo todo, sino a recordarnos que «también en el silencio se escribe».
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