«Poesía reunida» no busca una cima, no ofrece una conclusión. Es el trazo de una vida escrita con rigor, paciencia y claridad. En esta obra, la voz se despliega en registros diversos. Aparecen el desarraigo, la ausencia, la querencia por la vida en el campo, la conciencia social.
Por Ehab Soltan
Hoylunes – Algunos poetas no escriben sobre la vida, sino desde ella. Gloria Rivas Muriel nació en Salamanca en 1957. Desde entonces ha vivido en estrecho diálogo con el lenguaje, con las cosas mínimas, con lo que la mirada recoge y el pensamiento transforma. Se licenció en Filología Hispánica y ha dedicado su vida a la docencia de Lengua Castellana y Literatura.
Su labor como docente, su colaboración con centros educativos, sus talleres y charlas no son actividades accesorias. Son una prolongación de esa misma mirada que cree en el lenguaje como acto de lucidez. Gloria no escribe para mostrar. Escribe para ver mejor. Y eso, en estos tiempos, es un gesto radical.
A lo largo de su trayectoria ha publicado títulos como «A la sombra de un tilo» (Odisea Comunicación Creativa, 1993-2012), «Haikus o el arte de mirar» (Samarcanda, 2016), en coautoría con Ángel de Castro, y «Yo me llamo Ying» (Castilla Ediciones, 2023). Parte de su obra está incluida en antologías, y en 2024 coordinó y prologó el primer número de «Encuentros con la poesía. Poéticas de interior» (Castilla Ediciones). Su poesía ha sido distinguida con reconocimientos como el Premio Piedra del Molino 2013 (Con gratitud a la nieve), el Certamen del Ayuntamiento de Valladolid 2015 (Hexágonos azules), el Premio Gabriel y Galán 2016 (La desolación), el Antonia Cerrato 2020 (La geografía tiene sus preferencias) y el galardón de la Universidad Popular de Almansa en 2021 por «Agradéceme vida».
«Poesía reunida» (Castilla Ediciones, 2023) no es una antología al uso. Es un testimonio de tiempo, de conciencia, de miradas que la autora salmantina entrega como un compendio de vida, memoria y claridad. El volumen recoge sesenta poemas distribuidos en cuatro cuadernos —»Versos de un limbo habitado», «Mi vida en el bosque», «La soledad de junio» y «La mano del mortero es de madera»— que, colocados en orden inverso a su escritura, revelan el trayecto poético de una voz que ha sabido afinar su oído a los matices del desarraigo, la memoria rural, la soledad y la ternura de lo cotidiano. Predominan los poemas de carácter narrativo, aunque cada página conserva ese pulso lírico que nace de la intimidad sin alarde.

Tiene un ritual. Escribe en silencio. Mira las nubes desde la ventana donde tiene su mesa. Si no hay nubes, mira el cielo azul. A veces, la oscuridad de la noche. De joven escribía de noche. Ahora, casi siempre con la claridad del día. Cada poema es una emoción distinta. Y hay anécdotas que sostienen el gesto íntimo del libro. Una de ellas, el empeño que tuvo que poner para que la editorial aceptara la portada que ella quería: «La urraca» de Monet. Una preciosidad, dice. Y tiene razón. Porque esa imagen también habla de ella: una figura discreta, al borde del blanco, que no interrumpe el paisaje, pero lo transforma.

Para Gloria, ser escritora es un recurso. Un modo de hacer la vida más amable. No hay épica. No hay misterio. Solo esa herramienta silenciosa que permite transformar el caos en lenguaje. Y si algo ha cambiado en su vida después de la publicación de este libro, no ha sido el mundo que la rodea, sino su propio estar en él. No ha cambiado gran cosa, dice. Pero está encantada de haberlo publicado. Esa es su medida de éxito: haber reunido lo que la habitaba y haberlo ofrecido en palabras limpias.
Sus consejos para quienes empiezan a escribir son sencillos, pero firmes: tomarse en serio la escritura, insistir sin desánimo. Acepta las valoraciones con naturalidad, pero sabe que el motor de la poesía es otro: la necesidad de sacarla de una misma, de exponerla a la luz para tener tú más claridad. En su caso, la poesía no se escribe para ser leída: se escribe para poder vivir con ella.

Gloria Rivas Muriel y su libro «Poesía reunida» forman parte del prestigioso proyecto «Detrás de cada libro hay una historia«, impulsado por el Consejo Literario Independiente de «Viajes Literarios» y «Drama Social«. Esta iniciativa reúne a autores de distintas nacionalidades para celebrar la diversidad de voces que dan forma a la literatura contemporánea. Su publicación en español busca llegar primero al corazón de los lectores hispanohablantes, antes de cruzar idiomas, fronteras y geografías.
«Poesía reunida» no busca una cima, no ofrece una conclusión. Es el trazo de una vida escrita con rigor, paciencia y claridad. En esta obra, la voz se despliega en registros diversos. Aparecen el desarraigo, la ausencia, la querencia por la vida en el campo, la conciencia social. Son temas que no se exponen ni se ilustran: simplemente están. No como contenido, sino como forma de estar presente en el poema.
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