LA MUJER LATINOAMERICANA: La más poderosa y la más maltratada de la sociedad

P/ Nancy Ruiz

En Latinoamérica conviven, el maltrato y el liderazgo femenino más asentado del continente. Es paradójico y a la vez alarmante, en los países donde se registran las tasas más altas de asesinatos por violencia de género y las mayores proporciones de embarazo precoz, en las adolescentes, además del sometimiento por descalificación cultural en la clasificación de mano de obra cualificada en los sectores significativos, de alto rendimiento en estas regiones.
Las mujeres latinas son la fuerza mediadora para el desarrollo de un país. (En el caso venezolano), las actividades tienen un gran impacto positivo en el ámbito social, económico, cultural y en puestos de poder ejecutivo, público y privado, además de pequeñas y medianas empresas de manufacturas, de agricultura, alimentos, de bienes y servicios, dónde nuestras mujeres han venido escalando y ocupando posiciones significativas, aun sobre la autoridad y autonomía del hogar y la familia, aquí es cuando nuestras mujeres, protagonizan un rol importante en la sociedad y su desarrollo; en tal caso, la educación, alimentación y formación de sus hijos, conllevan a ejercer responsabilidades directas, en estos espacios en Venezuela y en toda Latinoamérica, y son ocupados altamente por la mujer.
El determinante papel de las mujeres latinoamericanas en el desarrollo de un país está más que comprometido y marcado, sabemos muy bien que la participación plena de las mujeres, en la vida pública, desde actividades económicas, políticas, sociales y legales, es la que beneficia en gran medida a todas las sociedades de estos países, en su gran mayoría de Sudamérica. El empoderamiento de la mujer, en particular aquellos que están en la balanza en vías de desarrollo; cómo Brasil, Argentina, Chile, Colombia y Venezuela, aquí más que nada la mujer desempeña un papel protagónico masivo en la sociedad, su participación y tareas que cumple es efectivo para el impulso de sectores en todos los niveles, de la actividad económica, su participación acompañada con acción en la cooperación de construir economías fuertes, establecer sociedades más estables y justas, porque alcanzan objetivos de desarrollo sostenible y derechos humanos; de esta manera nuestras mujeres contribuyen en mejorar la calidad de vida en los núcleos familiares, fortaleciendo a los mismos con una formación adecuada a los principios y valores humanos.
Es tan diverso definir el valor de una mujer, que contiene un conjunto de elementos positivos en su ser tales cómo; su belleza interna y externa, su nobleza de alma, reflejada en su sonrisa, la firmeza de su mirada en las palabras de compresión, así como su valor de una mujer se centra en su fortaleza espiritual, emocional, su madurez intelectual, la cual está preparada para desempeñarse en cualquier actividad y capacitada desde el llamado de la naturaleza de ser madre, mujer, hasta asumir el más alto puesto ejecutivo de cualquier organización. Su gran valor inmutable está en el respeto que ella se permite así misma, el respeto que las personas y el entorno le profesan, pero también en el respeto a su propio cuerpo, sus ideales, sus pensamientos, sus propósitos con dignidad y aplomo.
El valor de nuestras mujeres no está sujeto a ninguna edad, si es casada, soltera, viuda o divorciada, tampoco si es hija, madre o abuela, si es rubia, morena o mulata, tampoco debe estar sujeto a su condición social, ideología, o a su forma de ser, de pensar, lo que importa es su condición de mujer. Sabemos que Latinoamérica es una región marcada por la desigualdad social, pero también por el éxito económico que en plena crisis maltratan a sus mujeres, quienes han sido víctimas de la prostitución forzada, de la trata de personas y del abuso de los cuerpos policiales, parapoliciales, y militares, es el crudo caso de la mujer venezolana, que ha resistido todo tipo de discriminación; pero al mismo tiempo nuestras mujeres sobresalen y alcanzan a sobreponerse hasta con cuotas de poder, en todos los ámbitos de la sociedad. Es una paradoja, pero también es una realidad, capaz es la misma fuerza arrolladora que tiene que imponerse a una sociedad casi brutal y salvaje, que contrarresta todos los obstáculos, con un impulso si se le quiere llamar de Guerrera.

Nancy Ruiz
La escritora y periodista venezolana

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