Tenemos esperanza en lo que ahora se conoce como el año de la vacunación. Entonces nos resta estar con el stress menor posible y saber que algún día, todo esto pasará.
Por/ María Isabel y Ana María Galvan Rocha
Cuando el tiempo parecía ir despacio, acomodándonos a los que se ha llamado la nueva normalidad, viendo en retrospectiva al 2020, este año ya se convirtió en un suspiro, aunque resulte contradictorio.
Todos nosotros, fecundamos la idea de la esperanza de que el año siguiente sería mejor, o sería ¿Menos peor?, y tan pronto cambiamos, los medios de información o de ¿desinformación?, están llenando páginas completas acerca del descubrimiento de otras cepas del coronavirus.
Así, hace poco más de un año comenzó a darse la alarma de una posible epidemia en China, la que resultó a todas luces una terrible realidad. En marzo del 2020, la Organización Mundial de la Salud OMS declaró, a nivel mundial la alerta de la pandemia del Sar-COV-19 originada por la cepa virulenta del coronavirus encontrado, supuestamente, en un mercado de Wuhan y ahora casi todos los países del mundo han sufrido sus estragos en mayor o menor medida.
Ha transcurrido casi un año de esa declaratoria, el panorama todavía resulta desalentador, cuando apenas se están probando las vacunas, y bajo la sombra de la aparición de cepas mutadas de Coronavirus que al parecer son más infecciosas.
A margen de las noticias y las estadísticas de contagios y de mortalidad, la humanidad ha pasado por periodos de cierto escepticismo por el uso del cubrebocas, hasta rebelarse con las grandes marchas que se han dado a lo largo y ancho del mundo.
La mayor parte de la gente ha tenido que cambiar sus hábitos de limpieza, lo que no es dañino, pero la distancia social de cierta manera ha afectado las relaciones personales. Te sientes más indiferente con tus amigos, o el temor de contagiarte te ha hecho más escrupuloso. Inclusive te alejas de personas que no siguen la norma del cubrebocas. Hasta la formación de dos grupos antagónicos: unos creyentes, ante la pandemia y otros que no la creen. Esto da pauta para que unos y otros se sientan incomodos y se alejen de los que no usan el cubrebocas, o quienes se acercan demasiado en la fila de un comercio y se les pone un alto.
Esto da la idea de que algunas personas tienen la firme convicción de que la pandemia es un distractor con fines desconocidos. Sin embargo, aunque se tenga cierto escepticismo, todos debiéramos cuidarnos.
En estos momentos, tambien se está viviendo la segunda oleada, e inclusive en algunos países, la tercera, el ánimo de las personas se está tambaleando, cuando la expectativa será z cerrar negocios nuevamente y el encierro prolongarlo un tiempo más, que los niños dejen de asistir a la escuela en algunos países, y en otros que, todavía no regresan.
Los primeros meses de este año, posiblemente serán una repetición de lo sucedido en 2020, asi que tendremos que sacar de nuestro temor, mas fortaleza y comprender que la vacunación.
será un largo proceso. Posiblemente estaremos ante una escalada de precios, que muchos saldrán a protestar a lo largo del año por razones diversas a la pandemia y por esta.
No hay el optimismo de años pasados, cuando podíamos ir con confianza al cine, a pasear, a vacacionar, a tomar el transporte terrestre o aéreo, ir a un hotel o un simple paseo por la playa. Existe un control de nuestros actos, simplemente, no se desea que los ciudadanos enfermen en demasía cuando los hospitales, por el dia de hoy están llegando a su máxima capacidad.
Tenemos esperanza en lo que ahora se conoce como el año de la vacunación. Entonces nos resta estar con el stress menor posible y saber que algún día, todo esto pasará.