Por Ehab Soltan
Toqué la puerta del vecino, pero en realidad solo buscaba mi propia puerta, mi memoria nublada por la tristeza de separarme de mis seres queridos. Este amor duele, pero no quema, más bien, como un fuego que consumía mi alma mientras mi amada, se alejaba de mí, dejándome solo en este día sin fin.
Mi tristeza se cierne sobre un país entero, y siento cómo mi fuego interior disminuye. Mi casa, que solía ser un refugio ligero, ahora se ha convertido en un eco desolado, susurros tristes escritos en cada pared.
Las noches se alargaban interminablemente, y los gemidos que escuchaba solo acentuaban mi soledad. La gente a mi alrededor estaba absorta en sus propios asuntos, y yo me sentía abandonado en un mundo que antes compartía con quienes amaba.
Mi hogar solía ser un lugar de alegría y risas, iluminado como un faro en la oscuridad. Ahora, se había transformado en un eco vacío, resonando con el recuerdo de tiempos más felices.
Mis lágrimas se escondían de mi propio ojo, como si agregar más nubes a un cielo ya nublado solo empeorara las cosas. En mi soledad, solo quedaba un refugio: la esperanza en un Señor cuyo nombre era noble #ehabsoltan #limonero